Nuevas recetas de Walsh para salvar a Iberia y su plantilla


Willie Walsh, Antonio Vázquez y el secretario del consejo de IAG, Fernando Vives, ayer en la junta de accionistas del 'holding' de aerolíneas.
La reestructuración de Iberia, con la salida de 3.300 trabajadores, una rebaja salarial media del 11%, un recorte del 15% de la producción y la renuncia a 25 aviones, no ha hecho más que empezar, según dijo ayer Willie Walsh en Madrid. El consejero delegado de IAG, holding en el que se integran Iberia, Vueling y British Airways, resaltó ante los accionistas que estos recortes constituyen “un importante primer paso, tan solo un avance inicial en los cambios que debe emprender Iberia”.
En el marco de la negociación en busca de un incremento de la productividad de la plantilla de Iberia, en estos momentos totalmente atascada, el ejecutivo de IAG espetó a los trabajadores que es “fundamental que todos los integrantes de la compañía [por Iberia] entiendan que deben hacer sacrificios”. Antonio Vázquez, por su parte, se dirigió a los sindicatos y pidió colaboración. Estos últimos no dejan de repetir que es la empresa la que se niega a avanzar en busca de acuerdos. La última mesa de negociación rota, en la madrugada del domingo, es la de los pilotos.
Los ejecutivos hacían balance de un 2012 en el que IAG ingresó 18.000 millones –un 11% más que en 2011– y registró unas pérdidas de 23 millones antes de partidas excepcionales. “Se trata de un buen resultado teniendo en cuenta los problemas de nuestras aerolíneas y del sector en general, así como la absorción de BMI, una aerolínea que registraba pérdidas, y el comienzo de la necesaria transformación de Iberia”, valoró el consejero delegado. Teniendo en cuenta las citadas partidas excepcionales, las pérdidas operativas fueron de 613 millones.
Walsh resaltó la fortaleza de British y del mercado británico, frente a la debilidad de Iberia y de la economía española. Al respecto, varios accionistas tomaron la palabra para denunciar una “asimetría” en el modo en que se formulan las cuentas de ambas aerolíneas. “Se distorsionan a peor los resultados de Iberia mientras los de British Airways ocultan el problema del déficit de los planes de pensiones. Todo para ajustar Iberia en base al coste de su plantilla”, criticó Javier Sotos, secretario general de la Asociación de Afectados por el Desmantelamiento de Iberia.

Planes de crecimiento

- IAG pretende potenciar a British en el mercado asiático y para ello resultan clave los 42 slots diarios en Heathrow adquiridos con la compra de BMI. British arrancó operaciones con Seúl (Corea del Sur) en diciembre y viajará a Chengdu (China) a partir de septiembre.
- Willie Walsh dijo estar satisfecho con la evolución de Iberia Express, pero criticó que un laudo impida la expansión de una aerolínea “rentable y que crea empleo en España”.
- El consejero delegado de IAG dijo estar confiado en poder alcanzar los objetivos financieros marcados para 2015: 0,52 euros por acción y beneficios operativos de 1.600 millones de euros.
Si las intervenciones de los ejecutivos fueron respondidas con mayoritario silencio de los asistentes, las participaciones de los accionistas resultaron coreadas. La tensión se cortaba con un cuchillo. Un partícipe que se identificó como Ignacio Molero interrogó con dureza e impecable cadencia al presidente Vázquez sobre las posibles implicaciones para Iberia del déficit de 3.300 millones de libras en los planes de pensiones de British: “¿De no poder hacer frente British es cierto, según la ley británica, que el regulador de pensiones puede exigir pagos a Iberia dejando en papel mojado los pactos de la fusión?”, preguntó haciéndose eco de los factores de riesgo del acuerdo de integración.
Vázquez contestó: “El déficit que se contabilizará a partir de 2013, siguiendo la nueva normativa contable, será de 2.100 millones de euros, una cifra inferior al patrimonio de British o del grupo IAG”. El presidente insistió en que el déficit de los fondos de pensiones “se ha mantenido en niveles similares a los que existían en la fecha de la fusión debido a la evolución de los tipos de interés” y en que British contabiliza en sus resultados los gastos en los citados programas de jubilación. “Teniendo en cuenta los pactos de salvaguarda de la fusión, el regulador no debería imponer obligaciones de pago a Iberia”, sentenció.
El consejero delegado destacó la fortaleza del mercado británico y la debilidad del español
No faltó el accionista que aseguraba “haberse dejado la vida durante 41 años en Iberia” y que criticó el cese del anterior consejero delegado, Rafael Sánchez Lozano, “con un despido de 2,5 millones”. Aplausos y bravos del respetable. También intervino el líder sindical Miguel Jiménez, de Asetma, exigiendo a la empresa mucha mejor predisposición al acuerdo. Otros no entendían cómo ha sido IAG la que ha ejecutado una opa sobre Vueling y no Iberia en su condición de accionista con el 45,8%. Y en último extremo, por qué no ha traspasado Iberia el paquete en la low cost a IAG, a los 9,25 euros por título que marcó la oferta, fortaleciendo la posición de caja.
Vázquez despejó todos los balones: es indiferente que Vueling esté participada por una u otra filial de IAG y era más ventajoso para el holding que no fuera Iberia; Sánchez Lozano percibió lo que tenía pactado y era público –“¡Puede ser legal, pero no honrado!”, interrumpió un accionista a voces–, y en clave de mensaje a los sindicatos el presidente aseguró que la dirección hará lo necesario para garantizar la viabilidad de sus aerolíneas.

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