La esperpéntica y frustrante privatización de Aena

La de la privatización de Aena es la historia de nunca acabar. El gestor aeroportuario tiene a sus espaldas múltiples intentos frustrados de entrada de capital privado, pero este último se está convirtiendo en un esperpento con sospechas de ser un proceso poco transparente y con tensiones entre Ministerios incluidas que pueden dinamitar la salida a Bolsa.

El primer intento de privatización de Aena data de hace casi quince años. Era el primer Gobierno de José María Aznar y su entonces ministro de Fomento, Arias Salgado, planeaba dividir el ente público en dos sociedades. Sin embargo no todos en el PP estaban de acuerdo con el proyecto y al final, en el año 2000 coincidiendo con la llegada de Álvarez Cascos al Ministerio, se aparcó la privatización.

El PSOE también ha intentado que el capital privado entrara en Aena con idéntico resultado que los populares. En 2008 con Magdalena Álvarez al frente de Fomento se estudió un plan de reestructuración que incluía una privatización parcial del ente que tampoco cuajó. Luego llegó su sucesor José Blanco e ideó la privatización de Barajas y El Prat -los dos aeropuertos puntales de Aena- pero nadie quiso pagar el alto precio que se pedía por ellos y de nuevo el intento quedaba en agua de borrajas.

La vuelta al poder del PP, allá por el año 2011 tras dos legislaturas de Zapatero, volvía a poner sobre la mesa la privatización de Aena. Tras desechar el plan ideado por Blanco se planteó dejar en manos no públicas hasta un 60% de su capital, pero aquello generó una fuerte división interna y se rebajó hasta el 49% actual.

Desde su inicio la privatización de Aena ha estado rodeada de más sombras que luces, como ya expusiera Jaime Amador en un informe para la revista Preferente. En él se cuestionaban las ventajas que para un empresario podía suponer entrar en una empresa que iba a seguir estando controlada por el Gobierno. “Esto es muy problemático porque el Estado funciona con criterios electorales que casan bastante mal con los criterios empresariales convencionales”, apuntaba.

El dudoso atractivo de Aena para las empresas privadas quedó demostrado cuando solo cinco y no casi una decena como esperaba el Gobierno presentaron su candidatura para formar parte del núcleo duro del ente. A ello hay que sumar los impedimentos por parte del bufete Pérez Llorca a la hora de dar información a los interesados y que hizo que fondos como BlackRock se retirasen de la puja al no verlo claro. Eso sí, los que desde un principio estaban en todas las quinielas –los March- no fallaron, acrecentando aún más las sospechas de que hay un lado oscuro en todo el proceso.


Solventado el núcleo duro, era el momento de poner en marcha la OPV. Todo marchaba sobre ruedas. Se había desvelado hasta el precio por acción pero en el último momento, y por sorpresa, apareció el ministro De Guindos –aunque este lo niega y lo achaca todo a un “tema de procedimiento”- y frenó la aprobación del folleto de venta por el posible conflicto de intereses de PwC. El viernes será un día clave para saber si la privatización de Aena despega o se queda de nuevo aparcada.

Comentarios

Entradas populares de este blog

VOLOTEA 2024: 2 NUEVAS RUTAS PRESENTADAS (CALVI Y MÁLAGA) EN ESTRASBURGO

MEDIO AMBIENTE: LONDRES QUIERE IMPONER LA PUBLICACIÓN DE LA HUELLA DE CARBONO DE LOS VUELOS

Caída de Microsoft, en directo | La empresa tecnológica responsabiliza al proveedor de ciberseguridad CrowdStrike de la caída informática global