Drones que pueden salvar vidas
Un socorrista atisba desde su torreta de vigilancia a un bañista que necesita ayuda. Al vigilante no le queda otra que coger su flotador y nadar con la mayor celeridad posible hasta rescatar al nadador en apuros. Si el bañista estuviera a 200 metros de la playa, un excelente nadador, como Michael Phels, tardaría en llegar a él 1,40 minutos. Siempre y cuando ese día hiciera una buena carrera.
Imaginemos ahora que el socorrista tiene en su botiquín un drone, sí, uno de esos pequeños ‘pájaros metálicos’ que vuelan. Sin moverse de la torre, podría hacerlo volar hasta el lugar del ahogamiento. En menos de medio minuto, es decir, 30 segundos, el drone podría situarse encima de la persona que necesita ayuda. Una cámara térmica instalada en el aparato le ayudaría a localizar con extrema facilidad, dada la diferencia de temperatura que hay entre el cuerpo humano y el agua del mar, el punto exacto donde tiene que lanzar el salvavidas que el drone lleva incorporado.
Un millón de dólares. La ventaja del drone frente al socorrista viene dada por el tiempo de respuesta, vital cuando estamos hablando de salvar vidas. El objetivo de este salvavidas volante es, dicen sus promotores, «reducir el tiempo de respuesta hasta en un 90% cuando la persona se está ahogando a más de 200 metros de la orilla».
No solo en las playas tendría aplicación este drone salvavidas, también podría ser útil en pantanos y lagos de todo el mundo, e incluso en embarcaciones, «pensé que un aparato de este tipo podría funcionar muy bien en caso de caída de pasajeros en un gran barco, que por su inercia tienen muy complicadas las maniobras», señala Jesús Martínez Rueda.
Con esta idea una empresa albaceteña, Aeronáutica Dron S.L. participa en el concurso Drones for Good, un certamen internacional convocado por los Emiratos Árabes y en el que se premia con un millón de dólares la aplicación de vehículos aéreos no tripulados (UAV) más novedosa. En esta aventura han contado con el asesoramiento del piloto del Ejército del Aire, Manuel López-Lago y de Francisco José Abarca, quien les aconseja en lo relativo a comunicaciones y seguridad operacional.
El drone con el que rodaron el vídeo que han presentado el certamen de Dubai es un prototipo aún por perfeccionar. Aspiran a ser seleccionados entre los 20 mejores y así contarían con una ayuda de 5.000 dólares para mejorar este particular vigilante de la playa. Su objetivo es que el drone funcione de forma casi automática y para ello quieren desarrollar un sistema que permita al socorrista que está en la playa manejar el drone desde una tablet, tan sólo tendría que indicarle sobre la pantalla, señalando en una imagen de la playa, el lugar aproximado donde esta el bañista ahogándose.
Ésta es solo una de sus ideas. Recién instalados en el Parque Científico y Tecnológico, y trabajando de la mano de otra empresa local como es Thermal Sensor Drone, de la que forman parte Jesús Pavón y Antonio Rodríguez, tratan de poner en marcha otros muchos proyectos.
Un sinfín de usos. Estos ‘locos’ por la aviación están entre los convencidos de que los drones se han pasado del campo militar al civil para revolucionar los trabajos aéreos, sustituyendo a aviones y helicópteros en muchos de los trabajos que hacen ahora. «Son el futuro de la aviación y de la técnica», sentencian los promotores de estas empresas albaceteñas.
No en vano, estos aviones pilotados con control remoto tienen ya mil y un usos. Aunque hasta ahora por lo que se han hecho más populares es por permitir grabar vídeos y tomar fotografías aéreas espectaculares a unos precios nada comparables con lo que costaría hacerlo con helicópteros o aviones, los drones sirven para muchas otras cosas.
Se utilizan para localizar minas antipersonas, también para apagar fuegos e incluso para hacer llegar paquetes. Amazon, por ejemplo, está empeñado en usar aviones sin tripulantes para enviar paquetes que no sean muy pesados. Vigilar placas solares para detectar si funcionan como es debido, comprobar con el uso de cámaras térmicas si un edificio es eficiente energéticamente e incluso hacer el inventario de animales de un coto de caza, son algunos de los servicios que ofrecen desde esta recién creada empresa albaceteña.
La proliferación de drones en el cielo español pilló a los legisladores españoles a traspié. Cuando se aprobó la Ley de Navegación Aérea en 1960 poco se sabía de los drones. Al Ministerio de Fomento no le quedó otra en abril que prohibir su uso durante tres meses hasta que a primeros de julio, al fin, publicó una normativa que aún teniendo un carácter provisional viene a poner orden en el uso de aeronaves tripuladas por control remoto con fines comerciales y profesionales.
Esta regulación del sector fue de entrada aplaudida, aunque ahora se urge al Ministerio de Fomento a que cuanto antes dicte la norma definitiva para conocer las reglas del juego. El plazo que se dieron, de un año, es mucho tiempo, dicen, para un sector que crece a pasos agigantados.
Escuela de pilotos. Llegue cuando llegue, lo que ya deja claro la norma actual es que un drone no puede ser pilotado por cualquiera. De ahí la iniciativa de abrir en Albacete una escuela de pilotos de drones, como las que ya funcionan en Madrid o Huesca. «La Agencia Estatal de Seguridad Aérea ya tiene nuestra propuesta sobre la mesa», avanza el piloto López-Lago; confían en obtener una respuesta positiva y en noviembre ofrecer los primeros cursos.
Hoy, un drone sólo puede ser manejado por personas que tengan licencia de piloto, aunque sea de ultraligero, o que puedan demostrar tener los conocimientos teóricos necesarios para hacerlo. Si el aparato excede de los 25 kilos se exige al piloto contar con un certificado básico o avanzado si lo que pretende es hacerlo volar fuera del alcance visual. Estos certificados se obtienen superando un curso de 50 ó 60 horas, «es como el carné de conducir, pero en este caso drones», dice a modo de comparación el promotor de Aeronáutica Drones.
La escuela de pilotos de Aeronáutica Drone es uno de sus campos de trabajo, pero esta recién nacida empresa ya trabaja en aplicar esta tecnología en la agricultura y en la aeronáutica.
Para fumigar parques. Las posibilidades, insisten, son muchas. Ya han hecho pruebas, por ejemplo, para detectar grietas en las palas de los gigantescos aerogeneradores sin necesidad de pararlos. Ahora mismo, estas inspecciones se hacen de manera visual, por operarios que tienen que paralizar la ‘molineta’ para observar las piezas instaladas a bastante altitud.
«Con el drone y una cámara térmica, puedes inspeccionar el aerogenerador sin pararlo, por tanto evitas la pérdida de producción de electricidad», explica Antonio Rodríguez, que ha comprobado la eficacia de esta técnica en aerogeneradores de Albacete.
Antonio empezó por el aeromodelismo, la hermana pequeña de la tecnología drone, y ahora es un convencido de las bondades de esta tecnología. Sensores de presión, de inercia, de giro, GPS, cámaras térmicas y un sinfín de automatismos, permiten hacer todo esto y más con los drones.
Al Ayuntamiento de Albacete, por ejemplo, la han hecho una propuesta para fumigar los parques y zonas verdes utilizándolo estos pequeños aviones no tripulados. En agricultura ya se están usando para combatir plagas de modo más eficaz que fumigando de manera generalizada.
Un millón de dólares. La ventaja del drone frente al socorrista viene dada por el tiempo de respuesta, vital cuando estamos hablando de salvar vidas. El objetivo de este salvavidas volante es, dicen sus promotores, «reducir el tiempo de respuesta hasta en un 90% cuando la persona se está ahogando a más de 200 metros de la orilla».
No solo en las playas tendría aplicación este drone salvavidas, también podría ser útil en pantanos y lagos de todo el mundo, e incluso en embarcaciones, «pensé que un aparato de este tipo podría funcionar muy bien en caso de caída de pasajeros en un gran barco, que por su inercia tienen muy complicadas las maniobras», señala Jesús Martínez Rueda.
Con esta idea una empresa albaceteña, Aeronáutica Dron S.L. participa en el concurso Drones for Good, un certamen internacional convocado por los Emiratos Árabes y en el que se premia con un millón de dólares la aplicación de vehículos aéreos no tripulados (UAV) más novedosa. En esta aventura han contado con el asesoramiento del piloto del Ejército del Aire, Manuel López-Lago y de Francisco José Abarca, quien les aconseja en lo relativo a comunicaciones y seguridad operacional.
El drone con el que rodaron el vídeo que han presentado el certamen de Dubai es un prototipo aún por perfeccionar. Aspiran a ser seleccionados entre los 20 mejores y así contarían con una ayuda de 5.000 dólares para mejorar este particular vigilante de la playa. Su objetivo es que el drone funcione de forma casi automática y para ello quieren desarrollar un sistema que permita al socorrista que está en la playa manejar el drone desde una tablet, tan sólo tendría que indicarle sobre la pantalla, señalando en una imagen de la playa, el lugar aproximado donde esta el bañista ahogándose.
Ésta es solo una de sus ideas. Recién instalados en el Parque Científico y Tecnológico, y trabajando de la mano de otra empresa local como es Thermal Sensor Drone, de la que forman parte Jesús Pavón y Antonio Rodríguez, tratan de poner en marcha otros muchos proyectos.
Un sinfín de usos. Estos ‘locos’ por la aviación están entre los convencidos de que los drones se han pasado del campo militar al civil para revolucionar los trabajos aéreos, sustituyendo a aviones y helicópteros en muchos de los trabajos que hacen ahora. «Son el futuro de la aviación y de la técnica», sentencian los promotores de estas empresas albaceteñas.
No en vano, estos aviones pilotados con control remoto tienen ya mil y un usos. Aunque hasta ahora por lo que se han hecho más populares es por permitir grabar vídeos y tomar fotografías aéreas espectaculares a unos precios nada comparables con lo que costaría hacerlo con helicópteros o aviones, los drones sirven para muchas otras cosas.
Se utilizan para localizar minas antipersonas, también para apagar fuegos e incluso para hacer llegar paquetes. Amazon, por ejemplo, está empeñado en usar aviones sin tripulantes para enviar paquetes que no sean muy pesados. Vigilar placas solares para detectar si funcionan como es debido, comprobar con el uso de cámaras térmicas si un edificio es eficiente energéticamente e incluso hacer el inventario de animales de un coto de caza, son algunos de los servicios que ofrecen desde esta recién creada empresa albaceteña.
La proliferación de drones en el cielo español pilló a los legisladores españoles a traspié. Cuando se aprobó la Ley de Navegación Aérea en 1960 poco se sabía de los drones. Al Ministerio de Fomento no le quedó otra en abril que prohibir su uso durante tres meses hasta que a primeros de julio, al fin, publicó una normativa que aún teniendo un carácter provisional viene a poner orden en el uso de aeronaves tripuladas por control remoto con fines comerciales y profesionales.
Esta regulación del sector fue de entrada aplaudida, aunque ahora se urge al Ministerio de Fomento a que cuanto antes dicte la norma definitiva para conocer las reglas del juego. El plazo que se dieron, de un año, es mucho tiempo, dicen, para un sector que crece a pasos agigantados.
Escuela de pilotos. Llegue cuando llegue, lo que ya deja claro la norma actual es que un drone no puede ser pilotado por cualquiera. De ahí la iniciativa de abrir en Albacete una escuela de pilotos de drones, como las que ya funcionan en Madrid o Huesca. «La Agencia Estatal de Seguridad Aérea ya tiene nuestra propuesta sobre la mesa», avanza el piloto López-Lago; confían en obtener una respuesta positiva y en noviembre ofrecer los primeros cursos.
Hoy, un drone sólo puede ser manejado por personas que tengan licencia de piloto, aunque sea de ultraligero, o que puedan demostrar tener los conocimientos teóricos necesarios para hacerlo. Si el aparato excede de los 25 kilos se exige al piloto contar con un certificado básico o avanzado si lo que pretende es hacerlo volar fuera del alcance visual. Estos certificados se obtienen superando un curso de 50 ó 60 horas, «es como el carné de conducir, pero en este caso drones», dice a modo de comparación el promotor de Aeronáutica Drones.
La escuela de pilotos de Aeronáutica Drone es uno de sus campos de trabajo, pero esta recién nacida empresa ya trabaja en aplicar esta tecnología en la agricultura y en la aeronáutica.
Para fumigar parques. Las posibilidades, insisten, son muchas. Ya han hecho pruebas, por ejemplo, para detectar grietas en las palas de los gigantescos aerogeneradores sin necesidad de pararlos. Ahora mismo, estas inspecciones se hacen de manera visual, por operarios que tienen que paralizar la ‘molineta’ para observar las piezas instaladas a bastante altitud.
«Con el drone y una cámara térmica, puedes inspeccionar el aerogenerador sin pararlo, por tanto evitas la pérdida de producción de electricidad», explica Antonio Rodríguez, que ha comprobado la eficacia de esta técnica en aerogeneradores de Albacete.
Antonio empezó por el aeromodelismo, la hermana pequeña de la tecnología drone, y ahora es un convencido de las bondades de esta tecnología. Sensores de presión, de inercia, de giro, GPS, cámaras térmicas y un sinfín de automatismos, permiten hacer todo esto y más con los drones.
Al Ayuntamiento de Albacete, por ejemplo, la han hecho una propuesta para fumigar los parques y zonas verdes utilizándolo estos pequeños aviones no tripulados. En agricultura ya se están usando para combatir plagas de modo más eficaz que fumigando de manera generalizada.
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