La aerolíneas se plantean instalar sistemas antimisiles
Mientras los cohetes de Hamás
“aterrizaban” cerca del aeropuerto de Tel Aviv, lo que llevó a algunas
aerolíneas a cancelar sus vuelos a Israel, y los investigadores estudian el
derribo del avión de Malasian Airlines, la industria de la aviación se vuelve a
plantear si hay algún modo de proteger a los aviones de pasajeros de los
misiles.
Hace una década se produjo oleada
de ataques de misiles de corto alcance dirigidos a aviones comerciales, lo que
llevó al sector y los reguladores a plantearse si estas aeronaves podrían estar
dotadas de sistemas antimisiles. Al final se llegó a la conclusión de que la
medida resultaba demasiado costosa y, en última instancia, podría ser
arriesgada.
El jueves, la Administración
Federal de Aviación de EEUU decidió suspender durante 24 horas todos los vuelos
de las aerolíneas del país con destino Tel Aviv. Antes de esa decisión ya había
surgido un debate sobre si las aerolíneas deberían sobrevolar zonas de
conflicto y si los aviones deberían estar equipados con sistemas antimisiles
para mayor seguridad.
Este asunto sigue siendo tan
espinoso como hace diez años. Por una parte, expertos militares aseguran que
ninguna aeronave lleva en su interior un equipo de defensa contra los cohetes
que lanza Hamás. Estos cohetes no pueden desviarse como los misiles guiados por
calor.
Israel utiliza un sistema Iron
Dome para interceptar cohetes con pequeños misiles, aunque no se puede instalar
en los aviones.
Hay distintos métodos para
interceptar misiles tierra-aire, lo que podría abrir la caja de Pandora para la
industria y convertir a los pilotos en personal potencialmente militarizado.
Manejar un equipo susceptible de crear falsas alarmas también podría afectar a
la concentración de los pilotos.
Además, equipar a los aviones con
tecnología antimisiles costaría miles de millones de dólares, implicaría una
ardua tarea de formación a los pilotos y podría crear más problemas de
seguridad por la naturaleza imprevisible de los equipo, opinan los ejecutivos.
En opinión de James Hogan,
consejero delegado de Etihad Airways , “es muy poco habitual que aviones
comerciales estén equipados con estos dispositivos, que al final no hacen más
que aumentar los riesgos a bordo de una aeronave”. “Es más aconsejable que los
aviones de pasajeros tengan una información lo más precisa posible sobre dónde
pueden volar y dónde no”, opina Hogan.
La mayoría de los sistemas
antimisiles desarrollados para aeronaves y helicópteros están diseñados para
misiles de corto alcance o Manpads. EEUU ha equipado a toda su flota militar
con dispositivos que combaten estas amenazas, al igual que la Royal Air Force
británica y el ejército australiano, entre otros.
El sistema también va instalado
en el Air Force One, en el que viaja el presidente de EEUU. Alemania ya ha
comprado un sistema similar para proteger el avión en el que viaja la canciller
Merkel. Israel autorizó el uso de estos equipos en sus aviones comerciales a
raíz de un incidente que tuvo lugar en 2002, cuando un avión de la aerolínea
israelí An Arkia que trasladaba a más de 200 pasajeros fue derribado cuando
despegaba del aeropuerto de Mombasa en Kenia.
A raíz de una iniciativa del
Gobierno, las aeronaves de El Al Israel Airlines, Arkia Israeli Airlines y de
Israir Airlines, están instalando estos equipos. Israel cree que los beneficios
de contar con una mayor protección son sin duda superiores al enorme coste de
estos equipos.
EEUU también ha estudiado la
posibilidad de instalar este tipo de sistemas. En 2010, el Gobierno calculó que
el coste de incluir estos dispositivos en aviones de más de cien pasajeros
ascendería a 43.000 millones de dólares en los próximos veinte años.
Sin embargo, el vuelo de Malaysia
Airlines no habría sido mucho más seguro de haber estado equipado con un
sistema de protección. Las autoridades de EEUU y Ucrania acusan a los
separatistas pro-rusos de utilizar un sistema de misiles Buk para derribar el
avión. Rusia niega las acusaciones. No obstante, Martin Streetly, experto en
guerra electrónica opina que “siendo realistas, si hay fanáticos dispuestos a
derribar un avión con sofisticados misiles tierra-aire, no hay mucho que se
pueda hacer”.
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