IAG prepara a sus plantillas para un recorte de producción y medidas de ajuste
Los
representantes de los trabajadores de Iberia y Vueling, ambas de IAG, están
avisados sobre la más que posible activación de un considerable recorte en la
producción debido al impacto del coronavirus en la demanda, al tiempo que se
lleva días reprogramando rutas. Miembros del Sepla han mantenido reuniones de
urgencia, y también es frenética la actividad entre los sindicatos del personal
de cabina de pasajeros. La plantilla de Iberia, según fuentes cercanas a la
compañía, espera mañana viernes un avance sobre el paquete de medidas.
IAG
está gestionando la crisis al minuto y ha optado por la cautela mientras
rivales como Lufthansa, Ryanair, TAP Air, Norwegian y Air Europa comunican en
los últimos días recortes drásticos e incluso ajustes temporales de empleo.
La
presión es máxima: preocupa la salud de viajeros y tripulaciones, así como el
negocio y una acción de IAG que se desangra. Las alarmas se encendieron ante la
debilidad en el segmento del viaje de negocios, independientemente del destino,
por la cancelación de eventos y las restricciones que comenzaron a imponerse en
los desplazamientos corporativos.
El
grupo de aerolíneas rebajó un punto, a un 2%, su estimación de alza de
capacidad para el año, pero ha eludido ofrecer estimaciones económicas
El
presidente de Iberia y próximo CEO de IAG, Luis Gallego, señaló en el marco de
la presentación de los resultados anuales que las distintas aerolíneas de la
casa han bajado frecuencias en mercados tocados por el Covid-19; se están
sustituyendo aviones grandes por otros de menor tamaño, y se ha reorientado
parte de la capacidad. IAG también ha eludido ofrecer la habitual estimación de
resultados económicos.
La
empresa se ha limitado a anticipar un impacto neto de las cancelaciones y
reubicación de capacidad que disminuye en un 1%, al cierre de febrero, la
capacidad planeada para 2020. En ese nuevo escenario, que a buen seguro será
revisado, el crecimiento medido en asientos ofertados por kilómetro es del 2%
para 2020.
Además
del esfuerzo por alinear la capacidad con una demanda seriamente afectada, IAG
asegura haber implementado ya “iniciativas de costes e ingresos en todo el
negocio”. Entre sus fortalezas, afirma la compañía, figuran “un balance sólido
y una posición de caja significativa para afrontar la debilidad actual”. Desde
el holding que dirige Willie Walsh también se ha puesto en valor la experiencia
acumulada tras amenazas sanitarias y terroristas.
Batería
de medidas
En
caso de que fuera necesario prescindir de personal, según explican fuentes
sindicales, se observa desde el otorgamiento de permisos voluntarios hasta los
ajustes temporales de empleo. Ninguna de las aerolíneas de IAG ha querido
anticipar decisiones relacionadas con la plantilla.
La
dirección de IAG explicó días atrás a los medios que la recuperación de la
demanda suele ser prácticamente instantánea una vez superadas este tipo de
crisis sanitarias
Desde
el punto de vista de las operaciones, donde British Airways ocupaba aviones en
conexiones con China, Corea o Japón, el nuevo foco está puesto en Sudáfrica,
India o en aumentar la oferta hacia EE UU. Se trata de tener en tierra el
mínimo número de aviones posible, mantener los niveles de ocupación y mitigar
el impacto sobre el ingreso por asiento y kilómetro operado.
Iberia,
al igual que British, ha dejado de volar a China y ha concentrado la capacidad
excedente en EE UU y en el mercado doméstico. La mayor aerolínea española
mantiene el proyecto de compra de Air Europa, aunque sufre en su hub de Barajas
la alta incidencia de la epidemia en la Comunidad de Madrid.
Vueling,
por su parte, padece la crisis de forma directa en sus bases de Francia e
Italia. Con importantes operaciones desde esos países, asi como desde Barcelona
al centro de Europa, la low cost catalana ha dejado de volar a Italia (tiene
una cuota del 20% en la conexión con España) y está renunciando a rutas según
se mueve el coronavirus.
En
la recámara está la posibilidad de reubicar la capacidad de corto radio, donde
sí se ha tomado ya la decisión de jugar con el calibre de los aviones.
Tanto
Luis Gallego, como el presidente de Vueling, Javier Sánchez Prieto, explicaron
días atrás a los medios que la recuperación de la demanda suele ser
prácticamente instantánea una vez superadas este tipo de crisis sanitarias. El
sector aéreo ya sufrió con el SARS o con el ébola, pero el actual desplome en
Bolsa no tiene precedentes.
Entre
los mayores actores del aéreo preocupa amarrar en lo posible a los clientes, lo
que está produciendo un profundo cambio en las garantías aportadas a los
viajeros. Grandes firmas de mercados dispares, como Latam y Qatar Airways, han
anunciado medidas de flexibilidad que “facilitarán la decisión de viaje de los
pasajeros”, decía el grupo chileno en un comunicado. Ahora se permite reservar
vuelos internacionales con meses de previsión y la posibilidad de cambiarlos de
fecha y/o destino, sin coste alguno, hasta unos días antes de la salida, horas
en el caso de determinadas low cost.
Se
trata de movimientos que abrirá la puerta en los próximos meses a un alto grado
de oferta de último minuto, así como a una previsible batalla de precios.
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