El presidente de Iberia, Luis
Gallego, ha tranquilizado los ánimos del Ministerio de Fomento, donde no tenían
todas consigo acerca del futuro de Iberia como empresa española de bandera según que publica el diario El confidencial.
La dirección de Iberia ha zanjado
con el Ministerio de Fomento una de las principales incógnitas que amenazaban
la condición de la aerolínea española como empresa de bandera, toda vez que a
partir de enero vencen las salvaguardas de cinco años pactadas en la fusión con
British Airways.
El presidente de la compañía,
Luis Gallego, se ha reunido con la secretaria general de Transportes, Carmen
Librero, y con el director general de Aviación Civil, Raúl Medina, para
transmitir el propósito de su casa matriz, International Airlines Group (IAG),
de eliminar las garantías recíprocas establecidas en su día con la empresa
británica sin que ello afecte a la españolidad de Iberia.
La confirmación de dicha
estrategia supone una buena noticia para el Gobierno en un momento de especial
tensión política por la proximidad de las elecciones.
La ministra de Fomento,
Ana Pastor, había puesto hace meses el dedo en la llaga de lo que dentro de su
departamento se conoce como el ‘dosier Garanair’, en alusión a la sociedad
instrumental creada para dar soporte jurídico a la estructura de nacionalidad
de Iberia durante el primer lustro de la fusión que termina el próximo 26 de
enero. A partir de esa fecha,
IAG tiene la potestad de retirar cualquier tipo
de compromiso de salvaguarda haciendo de su capa un sayo con la gestión,
condición y situación de su filial española.
El presidente de Iberia, Luis
Gallego.
Las garantías fijadas en
beneficio de Iberia, y que tenían su lógica contraprestación en otras
salvaguardas recíprocas a favor de British Airways, están claramente expuestas
en el documento de registro publicado en la CNMV por IAG a partir del contrato
de fusión firmado en abril de 2010. Dichos compromisos venían motivados
básicamente por la necesidad de blindar Iberia de cualquier contingencia
financiera derivada de los célebres fondos de pensiones de su homóloga
británica, cuyo déficit fue estimado hace dos años en 3.750 millones de euros.
Junto a este secular caballo de batalla, se incluían otros aspectos orientados
a asegurar la licencia propia de explotación, la sede social, la denominación
de marca y en definitiva la identidad de Iberia como empresa española.
IAG considera que las
‘capitulaciones matrimoniales’ entre las dos compañías han sido superadas por
las circunstancias, y el momento dulce que viven todas las empresas del
'holding' invita a pensar en un futuro alejado de cualquier fantasma que pueda
contaminar las relaciones financieras entre unas y otras filiales. IAG navega
ahora con miras mucho más altas que hace cinco años, tras integrar en su
perímetro de gestión a dos nuevas operadoras, como son Vueling y la irlandesa
Aer Lingus.
El grupo, que este año ganará cerca de 2.300 millones de euros, se
ha sacudido de toda suspicacia después de apostar por la vía hispana en sus
modelos de gestión, como demuestra la reciente designación de Alex Cruz para sustituir
a Keith Williams al frente de British Airways.
La compañía contratará más de 200
pilotos dentro de un plan de expansión que ampliará el catálogo de destinos
internacionales en los dos próximos años.
La multinacional británica
considera que, transcurrida la primera fase de la fusión, ni Iberia ni British
Airways pueden mantener ningún recelo en sus respectivas estrategias
operativas. La reestructuración de la compañía española, que este año aumentará
de forma significativa los primeros beneficios de 50 millones alcanzados en
2014, ha servido para atenuar los temores del Gobierno ante un hipotético
viraje que pudiera cambiar el plan de vuelo en España.
Para evitar cualquier
duda, Luis Gallego ha asegurado a los máximos colaboradores de Ana Pastor que la
eliminación de las salvaguardas no va a significar ninguna transformación
genética, por lo que la empresa seguirá conservando su naturaleza como compañía
de bandera.
Este mismo ADN se impondrá
también a la hora de garantizar los derechos de vuelo que España mantiene en
sus relaciones bilaterales con otros países en materia de transporte aéreo. El
Ministerio de Fomento, en su calidad de ente regulador, podrá contar con Iberia
a la hora de negociar nuevas rutas hacia destinos que ahora no forman parte del
perímetro de negocio de Iberia.
Entre las mismas, cabe destacar la petición
oficial realizada por la aerolínea para volar a China, uno de los estados que
no opera bajo un régimen de cielos abiertos por lo que cualquier compañía
necesita el respaldo institucional de su Gobierno.
Iberia ha puesto en marcha
procesos paralelos para lanzar nuevas frecuencias a Asia, África y América en
los dos próximos años, con destinos como Tokio, Johannesburgo, Toronto, Doha,
Brasilia, Managua, Guadalajara y Asunción. La compañía ha recuperado igualmente
el enlace con San Juan de Puerto Rico, el último que faltaba para recuperar el
catálogo completo anterior a la crisis. La expansión de la aerolínea ha
permitido la adquisición de 29 aviones de larga distancia en el último año y la
puesta en marcha de un programa de contratación de más de 200 pilotos en los
próximos meses.
Todo un hito para una compañía por la que pocos apostaban hace
dos años, cuando estaba condenada a convertirse en el ‘patito feo’ de IAG. La
fusión ha hecho milagros en Iberia. Está visto que lo que no mata, engorda.
Publicado por; El confidencial
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