Iberia planea un ajuste de 600 trabajadores de tierra si el Supremo tumba su último ERE
La dirección de Iberia ha
decidido que empresa precavida vale por dos, y tiene todo dispuesto para
emprender nuevas negociaciones con los sindicatos que permitan culminar el
ajuste laboral de la compañía durante el próximo bienio 2016-2017.
La aerolínea
ha descontado la posibilidad de que el Tribunal Supremo tumbe de forma
definitiva el último expediente de regulación de empleo (ERE) acordado en julio
de 2014 con arreglo a una situación de pérdidas que parecen haber pasado a la
historia de la compañía.
De ahí que una parte de los 1.427 excedentes laborales
no puedan ahora justificarse tras la entrada de Iberia en números negros.
Iberia va a consolidar en 2015 el
cambio de signo de la cuenta de resultados que cerró en 2014 con 50 millones de
beneficio después de seis años consecutivos de vacas flacas.
Para el ejercicio
que ahora termina, es factible que la compañía española de bandera duplique con
creces sus resultados positivos, superando los 100 millones de euros, lo que
obliga a un cambio de rumbo en la búsqueda de acuerdos con los representantes
de los trabajadores que necesariamente ha de traducirse en medidas voluntarias
y no traumáticas.
Iberia necesita rematar su plan de transformación pero ya no
puede hacerlo con la socorrida apelación a una crisis, que parece felizmente
superada.
El llamado ERE 187/14 fue pactado
con los sindicatos mayoritarios de la empresa en un intento de dar continuidad
al proceso de reestructuración abierto en 2001 y cuya vigencia terminó hace
ahora un año.
El nuevo expediente estaba limitado a los pilotos y al personal
de tierra, excluyendo a los tripulantes de cabina. El acuerdo preveía bajas
incentivadas con indemnizaciones de 35 días por año trabajado hasta un máximo
de 30 mensualidades así como prejubilaciones a partir de los 58 años de edad.
El proceso tenía carácter estrictamente voluntario con una validez efectiva
durante el periodo comprendido entre 2015 y 2017.
La Audiencia Nacional entendió
que era excesivo extender hasta 2017 un ajuste laboral basado en las pérdidas
de 166 millones registradas en 2013
La compañía española de bandera
ha materializado durante el primer año de ejecución del ERE poco más de 800
bajas, por lo que todavía restan por salir otros 600 trabajadores que, en su
práctica totalidad, se reparten entre el personal de 'handling', mantenimiento
y servicios centrales.
El ajuste de los pilotos ha sido culminado de manera
satisfactoria, e incluso Iberia ha vuelto ahora a convocar nuevas plazas para
cubrir las tripulaciones de los casi 30 aviones de largo radio contratados el
último año. Las relaciones con el SEPLA atraviesan un momento dulce que casi se
puede considerar histórico en las relaciones laborales de la primera aerolínea
del país
.
El problema de Iberia reside en
la plantilla de tierra, claramente sobredimensionada y cuya pirámide de edad
tampoco ofrece muchas alternativas de jubilación anticipada. De ahí la utilidad
del último ERE que fue rechazado por la Audiencia Nacional en diciembre del
pasado año como consecuencia de un recurso presentado por el sindicato CGT.
El
juez de la Sala de lo Social Ricardo Bodas entendió como excesiva la
justificación de los despidos hasta 2017 tomando como referencia los datos
económicos de la compañía en 2013, año en el que la compañía registró pérdidas
de 166 millones de euros. El fallo judicial admitió los términos generales del
ERE pero limitando su ejecución al año 2015, como reclamaba el sindicato
demandante.
El presidente de Iberia, Luis
Gallego. (EFE)
La aerolínea que preside Luis
Gallego se verá abocada a renegociar el ERE a poco que el Tribunal Supremo
confirme la resolución de la Audiencia Nacional, como teme la propia compañía.
Los sindicatos firmantes, CCOO, UGT, USO, Asetma y CTA, tratarán de arrimar el
ascua a su sardina aprovechando la situación para abordar algunas de las
grandes reivindicaciones pendientes en materia laboral.
Los representantes de
los trabajadores de tierra se vienen quejando de la precariedad que padecen sus
afiliados y quieren forzar las discusiones para lograr que la compañía
convierta en fijos parte de sus contratos temporales.
De acuerdo con los últimos datos
oficiales, Iberia cuenta con 12.000 efectivos de tierra, 1.200 pilotos y 3.200
tripulantes de cabina de pasajeros (TCP). La empresa considera que la
estacionalidad del negocio induce la necesidad de trabajar con personal
eventual, mientras que los sindicatos estiman que la fuerza negociadora de la
dirección es ahora muy relativa dada la mejora experimentada en los dos últimos
años.
Iberia parece haber salido definitivamente de pobre y eso puede resultar
también un inconveniente para la estrategia de ajuste estructural impuesto
dentro de la compañía.
No se olvide que el gran conflicto laboral del año 2013
se saldó con 3.141 despidos pero que los excedentes laborales que inicialmente
había identificado IAG alcanzaban los 4.500 trabajadores.
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