El Senado Italiano aprueba la explusión de Berlusconi
La decisión, en aplicación de una ley que prohíbe que los
altos cargos del país puedan tener antecedentes penales
Silvio Berlusconi ya no es senador de la República italiana.
A las 18.53, «Il Cavaliere» ha concluido sus dos décadas de parlamentario. Sus
colegas lo han expulsado esta tarde, en base a una ley del 2012, que prohíbe
tener cargos públicos a quien ha sido condenado de forma definitiva. El 1 de
agosto «Il Cavaliere» fue condenado por el Tribunal Supremo por fraude fiscal
en el caso Mediaset.
Los senadores de Forza Italia han invocado el nombre de
Silvio Berlusconi, durante las declaraciones de voto sobre su expulsión.
Puestos en pie han gritado «Silvio, Silvio», remarcando el nombre al tiempo que
batían las manos.
A esa hora ya sabían que Berlusconi se había despedido en
lágrimas, en una concentración de sus fieles en la que sentenciaba que este
día, «de luto para Italia», no era su final ya que sus rivales políticos no
«han ganado definitivamente» la batalla con su expulsión por la condena a 4
años de prisión por fraude fiscal.
El pleno de la Cámara Alta ha rechazado las nueve propuestas
presentadas por varios senadores para que no se le aplique a Berlusconi la
llamada «ley Severino» del Gobierno de Mario Monti, que establece la expulsión
del Parlamento de los condenados a penas superiores a dos años de cárcel.
Nueve votaciones
Así, como estaba previsto, el Senado ha firmado en una
votación electrónica el entierro político del líder que ha marcado las últimas
dos décadas de la vida italiana. Las nueve votaciones han tenido un resultado
muy parecido, situándose en una media de 194 votos en contra, 114 a favor y 2
abstenciones.
La retirada del escaño a Berlusconi ha contado con el apoyo,
entre otros, del Partido Demócrata (PD) del actual primer ministro, el
socialdemócrata Enrico Letta; el Movimiento 5 Estrellas (M5S) del cómico Beppe
Grillo, y el grupo Elección Cívica de Mario Monti.
Votaron en contra, entre otros, Forza Italia de Berlusconi,
la Liga Norte y los antiguos correligionarios de «il Cavaliere», el grupo del
Nuevo Centroderecha que lidera el considerado como su delfín, Angelino Alfano,
que se escindió por su desacuerdo sobre el apoyo al Ejecutivo de coalición.
Precisamente la decisión del Senado de este miércoles, cuyo
resultado era previsible por la toma de posiciones de los distintos partidos,
llega el día después de que el grupo de Berlusconi, Forza Italia, anunciara su
salida de la coalición de Gobierno.
La retirada del escaño a Berlusconi, de 77 años y quien
entró en política en 1994 precisamente con Forza Italia, supone más allá de una
humillación para el ex primer ministro, la pérdida del aforamiento
parlamentario que le atribuía su condición de senador y la posibilidad de
participar de modo directo en la vida legislativa.
Con todo, Berlusconi ha asegurado ya que no se retirará de
la política, a pesar de que sobre él pese la condena en firme a cuatro años de
prisión, que en base a la legislación italiana, entre otras cosas por su
avanzada edad, quedará reducida aproximadamente a un año de cumplimiento de
servicios sociales.
El ex primer ministro tiene también pendiente por el caso
Mediaset el recurso al Tribunal Supremo de la pena accesoria de dos años de
inhabilitación para cargo público impuesta por la Corte de Apelación de Milán
(norte de Italia) el pasado 19 de octubre.
La ley Severino
La aplicación de la llamada «ley Severino» supone además que
Berlusconi no pueda presentarse a ninguna convocatoria electoral en Italia, ni
europea por una lista italiana, en los próximos seis años, lo que puede generar
nuevos conflictos institucionales, de nuevo por la validez de esta norma en el
caso de que su partido decida incluirle para los comicios.
Berlusconi insiste en su inocencia y en que su expulsión del
Senado supone un «golpe de Estado» porque se aplica la «ley Severino» de modo
retroactivo y, por ello, había pedido a los senadores que aplazaran la votación
de hoy a la espera de un pronunciamiento de la Justicia europea y una posible
reapertura del caso en Italia.
El caso Mediaset juzgaba la compraventa de derechos de
emisión de películas estadounidenses por
valor de 470 millones de euros por parte del grupo audiovisual de Berlusconi
entre 1994 y 1999, con un supuesto aumento artificial del precio de los
derechos para evadir dinero al fisco y desviarlo a cuentas en el extranjero.
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