Que pasara a partí de hora con I.A.G entre Iberia y British Airways
Esto es lo que pasa hoy con
Iberia, Lineas Aereas de España, S.A.:
A día de hoy, 29 de Marzo de 2017
a las 15:07, Iag Iberia está cotizando a 6.104 €.
El precio de venta (la oferta)
está a 6.104 €.
Y en este instante la demanda, o
precio de compra, de Iag Iberia está a 6.104 €.
El volumen está en 2465896
operaciones, hoy.
El cambio de hoy de Iberia,
Lineas Aereas de España, S.A. está en -0.075 puntos (-1.230%).
El precio de apertura de hoy ha
sido de 0.000 € y también puedes conocer el precio de cierre de Iag Iberia de
ayer.
El precio máximo de Iag Iberia de
la jornada ha sido de 6.198 € y el mínimo se ha situado en 6.090 €.
Por último, accede al foro de
Bolsa de Iberia, Lineas Aereas de España, S.A. para ver que están diciendo los
inversores hoy y para acceder a los gráficos en tiempo real.
Que pasara a partí de hora con
I.A.G entre Iberia y British Airways
Las Bolsa está cayendo
las Acciones de I.A.G. 6.198,por el ‘Brexit’.
Hoy, 29 de marzo de 2017, quedará
marcado en la historia como el día del inicio del papeleo para el divorcio
entre la Unión Europea y Reino Unido. El presidente del Consejo Europeo, Donald
Tusk, ha recibido la carta con la que Reino Unido notifica oficialmente su
salida de la UE. En la misiva la primera ministra Theresa May invoca el
artículo 50 del Tratado de Lisboa. Es el momento en el que se inician las
negociaciones de un divorcio que puede ser complicado. Nunca antes, en sus 60
años redondos de historia, un país ha abandonado la Unión Europea. Mientras,
May ha insistido en una sesión de preguntas en el Parlamento de Londres en que este no es el momento para plantearse
la unidad británica —un efecto colateral del Brexit—. "Hoy más que nunca debemos permanecer
unidos. No es momento de divisiones", ha dicho. Sigue en directo el desarrollo de esta
jornada histórica para el continente y las islas del canal.
Reino Unido tira esta jornada de
tradición para iniciar oficialmente la travesía de salida de la Unión Europea.
La carta con la que Theresa May pondrá fin a una afiliación de 44 años ha sido
entregada en mano al presidente del Consejo Europeo por el representante
permanente que Londres tiene en Bruselas, Tim Barrow, un veterano funcionario
cuyo cometido activará la cuenta atrás de dos años que acabará con el primer
divorcio integral en la historia del proyecto comunitario. | Opinión: Un país
que ni quiso ni supo adaptarse al sueño europeo.
El gesto está cargado de
simbolismo y pone fin a los nueve meses de incertidumbre transcurridos desde
que el electorado británico votase romper con el bloque. Barrow efectuará la
entrega a Donald Tusk alrededor de las 13:30. mientras que Theresa May
comparecerá en el Parlamento británico sobre la misma hora.
La diplomacia europea espera con
anticipación las claves de la primera ministra y si bien hay esperanza en que
constituya un documento extenso, con potencial no solo para establecer el tono
de las inminentes conversaciones, sino para avanzar novedades sobre la
estrategia de su futuro ex socio, en la ciudad del Támesis han rebajado
expectativas sobre el contenido de la misiva.
Pendientes de Londres y Bruselas.
La invocación por primera vez del
artículo 50 del Tratado de Lisboa, un texto de apenas cinco párrafos que la UE
nunca creyó que emplearía, dirigirá la atención a dos puntos del continente:
Londres, donde May comparecerá en el Parlamento para informar oficialmente a
los diputados del arranque del proceso, y Bruselas, donde se espera también una
intervención de Donald Tusk para dar acuse de recibo.
El jefe del Consejo, no obstante,
se cuidará de facilitar demasiada información, puesto que los Veintisiete se
han marcado como reto erigir un frente de unidad y consenso. Por ello, al día
siguiente, mientras el Gobierno británico presentará el proyecto de Ley de la
Gran Derogación por la que miles de normativas comunitarias se incorporarán al
marco jurídico doméstico, Tusk remitirá a los líderes europeos el documento con
las pautas para la negociación, en el que se establecerá la respuesta a la
iniciativa promovida finalmente por May.
Aunque los británicos esperan
obtener alguna forma de contestación en las primeras 48 horas de haber pulsado
el botón de salida, tendrán que esperar al menos un mes, hasta que los
Veintisiete se reúnan en la cumbre especial convocada para el 29 de abril para
dar validez oficial a su manual para el Brexit. Un mal acuerdo dañaría a todas
las partes, asegura el alcalde de Londres.
A partir de ahí, si bien se prevé
que la Comisión Europea, responsable de las negociaciones por parte
comunitaria, dé cuenta más detalladamente de su estrategia, no será hasta mayo,
una vez tenga lugar un nuevo encuentro, cuando el grueso de las conversaciones
podrá arrancar en la práctica, una vez la segunda vuelta de las elecciones
presidenciales francesas haya quedado saldada el 7 de mayo.
De esta forma, el compás de
espera forzado desde junio por Londres cruza ahora al otro lado del Canal de la
Mancha, donde pese a haberse preparado concienzudamente para el día de hoy, hay
especial interés por defender la cohesión mediante un pormenorizado proceso de
consulta entre la Comisión y los Veintisiete, representados por el Consejo
Europeo.
Michel Barnier ha allanado el
terreno durante meses en los que ha visitado cada una de las capitales de los
Estados miembro para intentar aunar consensos y generar un sentido de unidad
pese a las dispares agendas domésticas de los socios.
El documento de consulta, de
hecho, está ya ultimado y, una vez enmendado en respuesta a la carta británica,
se remitirá a las veintisiete plazas que conforman la UE con el objetivo de
determinar prioridades y, crucialmente, líneas rojas. Su prioridad es
garantizar que el acuerdo funciona para el bloque en su conjunto y su misión,
asegurar que sale reforzado de uno de los trances más letales que ha tenido que
gestionar en la historia reciente.
Consecuencias para Escocia
La previsión general asume que los
lances iniciales afectarán a cuestiones técnicas para, a partir de ahí, entrar
en materia. El primer punto de fricción, con todo, afectará a la metodología,
ya que Bruselas quiere zanjar los términos del divorcio primero y solo a partir
de ahí analizar la futura relación, notablemente en el ámbito comercial.
Londres, sin embargo, tiene
interés en abordar ambos en paralelo, sobre todo porque uno de los desafíos más
complicados que afronta en casa es, precisamente, las consecuencias de la
salida del mercado común, no solo para los sectores productivos, sino
inquietantemente para Escocia.
Su Parlamento autorizó ayer a la
ministra principal a demandar formalmente del Gobierno central una segunda
consulta de independencia. Aunque May ha reiterado repetidamente que "no
es el momento", Nicola Sturgeon ha puesto ya la maquinaria en marcha para
aumentar la presión sobre la premier, que tendrá que gestionar el aumento de
temperatura en el debate territorial con las implicaciones prácticas de la
salida.
No en vano, la votación de ayer
ha abierto tácitamente el debate del referéndum y, a pesar de que las encuestas
no muestran cambios de tendencia respecto al resultado de septiembre de 2014,
la mera exigencia amenaza con turbar todavía más la frágil estabilidad de un
país que desde hoy se adentra en territorio desconocido. Para colmo, a Theresa
May se le rompe Reino Unido e Irlanda del Norte podría unirse a la UE tras el
Brexit si hubiera reunificación.
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