Sully, el piloto que salvó 155 vidas: “Nunca pensé que aquel día moriría”
Su historia llega a los cines
este viernes de la mano de Clint Eastwood, como director, y Tom Hanks, como
protagonista.
El 15 de enero de 2009, Cheslea
Sullenberger, más conocido como capitán Sully, salvó 155 vidas. El
experimentado piloto de aviación amerizó un Airbus 320 sobre las heladas aguas
del río Hudson de Nueva York sin que se registraran daños personales, una
acción que muchos llamaron “el milagro del Hudson”. Este viernes, su historia
se estrena en la gran pantalla bajo el título de ‘Sully’, dirigida por Clint
Eastwood y con un protagonista estrella: Tom Hanks.
Después de tres décadas a los
mandos, Sullenberger tuvo que hacer frente al desafío más importante de su
vida. “Yo me daba cuenta de lo que estaba pensando. Sabia que sería la peor
situación de emergencia de mi vida. Pero al mismo tiempo nunca pensé que
moriría aquel día”, ha explicado el piloto en una entrevista en exclusiva al
programa ‘Versió RAC1’.
Sully ha detallado que el
amerizaje fue “muy duro”, pero “todo salió bien”. No obstante, ha reconocido
que no habían sido entrenados para un aterrizaje como aquel, pero “confiaba en
que podía encontrar la manera” de que fuera un éxito. “Sabía que teníamos que
hacer una aproximación mucho más gradual que en una pista de aterrizaje”, ha
explicado el piloto.
El estadounidense ha relatado que
hicieron uso de la gravedad para proporcionar el movimiento hacia adelante del
avión. “Íbamos cayendo hacia abajo, pero lo hacíamos muy rápido. Es como si
bajaras en un ascensor dos pisos por segundo, sería la misma sensación que notábamos
en el avión”. Aunque admite que sabía que era un aterrizaje muy difícil, “no
sabía hasta qué punto sería duro”.
Sobre la parte “milagrosa” de la
acción que muchos identificaron, Sully reclama que el éxito del amerizaje fue
fruto del trabajo de muchos años, “incluido el de aquel día, el que salvó
tantas vidas”. Por ello, su historia saltó de inmediato a los tabloides
internacionales y muchos le tildaron de “héroe”, un adjetivo con el que
reconoce que al principio no se sintió a gusto. “Quería aceptar la gratitud de
la gente, pero no quería que asociaran esa palabra a mi persona”, aclara. No
obstante, ahora que ha pasado más tiempo, admite que puede “apreciar de manera
más precisa” todo lo que hicieron bien aquel día.
Confiesa que marcó un antes y un
después en su vida, y considera que para mucha gente “aquello fue una segunda
oportunidad” para replantearse sus vidas y decidir “si estaban haciendo lo que
realmente querían o lo que los otros esperaban de ellos”.
Según publica: lavanguardia.com
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