British Airways utilizará residuos de vertedero como combustible

British Airways trabaja de la mano con Solena Fuels para mejorar su interacción con el planeta. La aerolínea ha firmado un acuerdo para la construcción de la primera planta del mundo que convertirá los residuos de vertedero en combustible para aviones.


El proyecto ha sido denominado GreenSky y se ha hecho público después de la reunión celebrada por el sector mundial de la aviación en Ginebra (Suiza) con vistas a reducir el impacto medioambiental de esta industria.

La empresa SolenaFuels se ha concentrado en desarrollar el proyecto, utilizando su tecnología de gasificación por plasma a alta temperatura, lo que permitirá convertir de forma eficiente los residuos en gas sintético.

De esta manera, el gas se convertirá en hidrocarburo líquido utilizando tecnologías que incluirán la limpieza y acondicionamiento del gas, un proceso de conversión Velocys Fischer-Tropsch, hidrocraqueo y producción de energía eléctrica.

Al completar el diseño inicial, Solena y sus socios estarán empezando la próxima fase de la ingeniería de la planta GreenSky.

Con este proyecto, SolenaFuels busca revolucionar la producción sostenible de combustible de aviación.

De esta manera, 575.000 toneladas de residuos, que regularmente están destinados a vertedero o incineración, se convertirán en 120.000 toneladas de combustible líquido limpio usando la innovadora tecnología.

La aerolínea británica, por su parte, ha firmado un compromiso a largo plazo para adquirir las 50.000 toneladas anuales del combustible producido a precios competitivos de mercado.

Este proyecto se está desarrollando en Thames Enterprise Park, en Essex en el Reino Unido.

Para el desarrollo de todas las pruebas se están utilizando los terrenos de una antigua refinería, dadas sus excelentes conexiones de transporte y la existencia de instalaciones para el almacenamiento de combustible.

La empresa espera que la planta esté construida en 2017, y su puesta en marcha supondrá la creación de más de 150 empleos permanentes.

Willie Walsh, director ejecutivo de IAG, empresa matriz de British Airways, aseguró que “este proyecto, el primero de su clase, marca un paso significativo para la industria de la aviación”.

“El combustible sostenible producido cada año será suficiente para alimentar nuestros vuelos con salida y destino en el aeropuerto de Londres, con un ahorro de carbono equivalente a 150.000 vehículos fuera de las carreteras”, añadió.

Esta iniciativa ya ha sido aplicada por otros países en otros ámbitos. Noruega, gracias a su planta de recuperación de energía, la planta Klemetsrud, ha utilizado grandes cantidades de basura como combustible.

El proceso es simple. Los residuos, tonelada por tonelada, caen en un incinerador. La temperatura se eleva a 850 grados. Al mirar a través de la ventanilla de cristal endurecido, se ve el fuego arder en color naranja mientras rugen las llamas.


El calor hierve el agua. El vapor impulsa una turbina que produce electricidad. Y el agua hirviendo se canaliza hacia fuera de la planta, a las casas y las escuelas públicas de todo Oslo.

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