Pastor consigue recuperar credibilidad en la paz social con el nombramiento de A.Luís Arias como D.Gral. de ENAIRE
Mientras ayer se presentaban ante
los medios las cuatro jornadas de paros parciales que el sindicato de
controladores USCA había convocado por los 61 expedientes reabiertos a los ATCs
de Barcelona, y el despido sin resolverse aún de un compañero en Santiago desde
2010, pocos sabían ya que Ana Pastor había desarrollado toda una maniobra para
proporcionar una válvula de seguridad en ENAIRE ante el cariz que entre
técnicos, controladores y demás personal, estaban tomando los acontecimientos.
Quizás, como política que es, no le haya pasado despercibido el cambio de
tendencia del electorado el pasado domingo-seguro que ha valorado que no puede
permitirse llegar a un RATE 0 con toda la tensión que no ha conseguido
desactivar en estos años-, o quizás el apagón de ayer en Bélgica le haya
recordado la frase de que "cuando las barbas de tú vecino veas quemar...".
Las botellas de cava están a medio descorchar en TWRs y ACCs con el
nombramiento de Angel Luís Arias, pero tambien entre ATSEP, y demás personal,
que venía desempeñando el cargo de Director General de Aviación Civil, del
regulador, y ahora como Director General de ENAIRE, deberá ver desde dentro si
lo regulado se está llevando a la práctica por el proveedor de servicios de
Navegación Aérea y en qué condiciones se estuvo haciendo, así como apagar la
mayor parte de los fuegos que muy especialmente el interino en el cargo de
Dtor.General, Director de Navegación Aérea, no ha sabido apagar, o tenía claras
instrucciones de no hacerlo y sucumbir unicamente a los criterios de la
productividad. Arias tiene fama del talante y perfil necesario de aquellos que
dialogando son capaces de hacer que prevalezca la lógica, por encima de la
inexplicable manera de gestionar el capital humano de esta empresa pública, a
la que hemos estado asistiendo estos años. Pastor, in extremis, puede haber
acertado.
Otro "valor añadido" de
este nombramiento, quizás esté en el servicio que ha prestado para el Ejército
del Aire. Los militares, en general, y de su generación, en particular, se han
adaptado bien a los tiempos de cambio que nuestra sociedad ha ido requiriendo
en nuestra reciente historia. Arias, además, tiene el perfil de ser un
ingeniero aeronáutico, que ha podido comprobar como en el Ejército, en general,
se cuida de los recursos que los ciudadanos ponemos en sus manos, y en la mayor
parte de los casos de su propio personal. La austeridad que sigue escondiendo
tras su sonrisa en la foto oficial, sí es un buen reflejo de que se puede
depositar una buena dósis de confianza en el gran reto de girar 180º la gestión
de los RRHH en Enaire. En este caso el voto de confianza lo tiene de forma casi
exultante por controladores y técnicos, así como por otros profesionales cuya
expresión al enterarse del nombramiento ha sido exactamente "¡que siga así
la Ministra, que siga así...", tras haberle tratado en numerosas reuniones
oficiales.
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