Estados Unidos confirma que el móvil no afecta a la seguridad aérea
Reiteradamente he escrito sobre el (mal) trato al que es sometido el viajero en los aeropuertos y en los aviones. Yo soy de los que inicialmente me creía que los equipos electrónicos y los teléfonos móviles podían poner en riesgo la seguridad aérea, como nos decían. Comprensiblemente crédulo. Ahora, nos permiten usar los equipos electrónicos, sin que nadie nos pida disculpas por las veces que hemos sido absurdamente reñidos y, mucho peor, en Estados Unidos están estudiando permitir el móvil porque no tiene ningún riesgo. Yo he llegado hasta aquí: no van a conseguir que me crea que lo que hasta ayer era arriesgado para la seguridad, a partir de ahora no lo es. Seré crédulo pero no tonto.
Antes, sin embargo, déjenme que les cuente cómo están las cosas hoy mismo.
En diciembre del año pasado, la Federal Communications Commission (FCC) de Estados Unidos remitió una comunicación al Departamento de Transportes en la que le indicaba que se podía permitir el uso del móvil en los aviones, sin ninguna restricción. ¿Y la seguridad, y los riesgos, y esas azafatas indignadas cuando nos veían con un móvil en la mano? Nada, que se puede permitir el móvil. Pero no lo puede permitir la FCC sino el Departamento de Transportes (DOT) del Gobierno, que es el competente.
¿Qué ha hecho el DOT? Pues lanzó un un estudio para consultar qué piensan los implicados. Pero no qué piensan en razón a la seguridad, sino sobre si molestará o no a los otros viajeros, si es o no conveniente que se mantenga el avión como un lugar libre de teléfonos, etcétera. Katrhyn Thomson es la consejera que ha sido encargada por el Departamento de Transportes americano para este asunto. Esta mujer, en una conferencia pronunciada en el International Aviation Club de Washington hace unos días, dijo que el ministerio está trabajando en una propuesta de normativa que se publicará en diciembre. Transportes debe confirmar o rectificar la propuesta que le ha llegado de la Federal Communications Commission que en diciembre del año pasado le remitió un pedido para cancelar las restricciones existentes. O sea, para la FCC no es necesario mantener las limitaciones que estaban en vigor. Y la FCC es la comisión técnica, la que analiza estas cuestiones desde el punto de vista de sus implicaciones.
¿Qué hace ahora el ministerio?
El ministerio en febrero, dos meses después de recibir la propuesta de la FCC, abrió un periodo de consulta para saber qué es lo más adecuado. Pero las compañías aéreas están indignadas porque acusan al ministerio de meterse en un asunto que no es suyo. Afirman que deberían dejar a las compañías adoptar la decisión que quieran (permitir o no el uso del móvil), en función de sus estrategias comerciales. Cada una debería saber qué ofrecer a sus clientes.
El ministerio (departamento) de Transportes ha dejado entrever por dónde irán sus preferencias. Anthony Foxx, su titular, ha dicho que está en contra del uso de los móviles porque cree que los pasajeros y la tripulación están mayoritariamente en contra. Jeffrey Shane, consejero de la IATA, indica que las compañías no están pidiendo que se permita el uso del móvil en los vuelos, incluso añade que algunas han confirmado que lo prohibirán por su cuenta, pero que sí quieren tomar sus propias decisiones.
Hoy hasta 13 compañías ya ofrecen teléfono a bordo en Estados Unidos, pero no conectando con tierra firme sino mediante un servicio específico. Sin embargo, afirman, la mayor parte de los viajeros se limitan a conectarse al servicio de datos o envían SMS y muy pocos hacen llamadas.
¿Y Europa?
No, Europa no existe. En Europa vamos a remolque de lo que diga Estados Unidos y, encima, les copiamos lo que menos nos interesa. En Europa aún tenemos tripulantes que se ponen como motos porque usamos los móviles cuando el avión está en tierra, cuando en Estados Unidos esto ya no es un problema, pese a que siga prohibido.
A estas alturas, es razonable pensar que el transporte aéreo se ha convertido en una especie de experimento social en el que se trata de demostrar cuánto absurdo está dispuesto a soportar un usuario. Por ejemplo, ¿podemos retirarle un botellín de agua cerrado aduciendo que puede ser explosivo? ¿Agua explosiva? ¿La misma agua que se puede comprar dentro de la zona de seguridad del aeropuerto? ¿Podemos prohibirle el uso del móvil porque el avión se puede caer, para al día siguiente permitírselo sin dar explicaciones? Hemos estado durante una década sin poder usar equipos electrónicos durante los despegues y aterrizajes, por temor a las interferencias. Cuando los americanos finalmente decidieron que eso no tenía sentido, aquí en Europa dijimos que sí, que no tiene sentido, tratando al viajero como si no tuviera capacidad para pensar y asociar ideas. Quizás un día descubran que el botellín de agua es tan botellín de agua antes de los controles de seguridad como después.
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