Los puntos negros de Ryanair que 'sublevan' a empleados y clientes
Con el 15% de la cuota de
mercado, Ryanair se corona cada año como la aerolínea más utilizada para volar
en Europa. Los precios bajos y las cientos de conexiones -opera unas 1.850
rutas- han llevado a la low cost que dirige Michael O'Leary a ser la primera
aerolínea por número de pasajeros en Irlanda, Italia, Polonia y España y la
segunda en Reino Unido, Bélgica y Alemania, además de una de las más rentables.
Pero, tras estos buenos datos
operativos y financieros se esconden una serie de políticas laborales y
comerciales que han llevado a los pilotos y tripulantes de cabinas (TCP o
azafatas) de media Europa a sublevarse contra la dirección de la aerolínea irlandesa
para que cambie de estrategia.
Un camino que Ryanair empezó a
recorrer hace unos años en su relación con el cliente con la puesta en marcha
del programa Siempre Mejorando. Un plan que le ha ayudado a mejorar su imagen
entre los viajeros y, por extensión, la demanda, aunque quedan cosas por
cambiar.
Así, ¿cuáles son esas políticas
que han llevado a una gran parte de la plantilla a declararse en huelga o a
irse a otras compañías obligando a Ryanair a cancelar mas de 5.300 vuelos en
menos de un año (se incluye la huelga de controladores)? La mecha que prendió
el fuego del conflicto en España fue, entre otras cosas, la presión que la
dirección ejerce sobre los TCP para que vendan productos a bordo. El objetivo
de potenciar esta línea de ingresos extra (venta de comida, bebidas, colonias,
rasca y gana, productos de belleza...) han llevado a la low cost a implantar
una serie de normas que, según denuncian fuentes sindicales, generan estrés
entre las tripulaciones y favorecen la competencia y enfrentamiento entre los
equipos.
Por ejemplo, hasta hace un año
las ventas a bordo que realizaban en un vuelo se repartían entre todos los
tripulantes (se paga una comisión del 10% por volumen de venta), pero de un
tiempo a esta parte la compañía dio una máquina por TCP por lo ahora sólo se
bonifica a cada uno por lo que vende de forma individual penalizando a aquellos
que hacen otras labores a bordo. Así, ha prohibido que las tripulaciones
compartan las comisiones y también ha fijado un mínimo de 50 euros en ventas por
vuelos bajo amenaza reunión disciplinaria. En algunas bases llegó a publicar un
ranking de tripulantes por ingresos.
La Inspección de Trabajo irrumpe
en las bases de Ryanair en plena huelga
La venta a bordo es muy
importante para Ryanair ya que logra ser rentable gracias a la facturación
extra o ancillaries, que también incluye el cobro por elegir asiento o llevar
la maleta en cabina. No en vano, los ingresos por la venta de billetes no son
suficientes para cubrir los costes por lo que los beneficios los consigue por
esta vía. Así, la facturación por ancillaries creció un 25% en su primer
trimestre fiscal a los 625 millones (el 30% del total), mientras que los
ingresos por venta de billetes subió el 3% pese a que transportó un 7% más de
pasajeros.
Además de la presión para
potenciar las ventas a bordo y "la falta de transparencia para pagar las
comisiones", los sindicatos critican que estar contratados en Irlanda les
crea incertidumbre y les genera problemas laborales, a pesar de que al pagar
menos impuestos ganen más al mes que si estuvieran cotizando en España. Entre
los inconvenientes que les han llevado a la huelga para exigir que se les
contrate bajo la legislación española, los TCP señalan que no pueden ir al
médico de cabecera, que los tres primeros días de baja por enfermedad no los
cobran y que les ingresan la nómina en un banco irlandés, por lo que no pueden
pedir una hipoteca en España y les retienen 40 euros al mes para compensar el
rescate bancario.
A su vez, los TCP señalan que
tienen 20 días laborales de vacaciones, dos menos que en España, y que muchos
problemas para elegir cuando librar. Además, explican que no se tiene en cuanta
la antigüedad para cambiar de base o elegir libranza ya que el sistema es
aleatorio. Una queja que comparten los pilotos irlandeses contratados por
Ryanair, también en huelga. Otro punto negro es que cuando se cambia de base a
un TCP éste pierde la antigüedad, por lo que cobran menos, y que no pueden
beber agua del avión.
Los TCP también reclaman que los
trabajadores contratados a través de Crewlink y Worckforce, que son el 75% de
la plantilla en España, tengan las mismas condiciones laborales y salariales
que los tripulantes contratados a través de Ryanair (ganan de media un 30%
menos).
Pero las criticas de la plantilla
no son las únicas. Los pasajeros se quejan de la política de la low cost de
separar a las familias cuando facturan para obligar a pagar por elegir asiento.
A su vez, levanta ampollas el hecho de que no se de agua gratis en los aviones
y que la botella de 50cl cueste tres euros, lo que la convierte en la más cara
de todas las aerolíneas, según un estudio de Kayac. Por su parte, Facua ha
presentado una denuncia contra Ryanair por utilizar un número con prefijo 902
para la atención al cliente, lo que hace que la llamada cueste 6 euros por cada
diez minutos, y por haber desinformado a los pasajeros para no indemnizarles
por las cancelaciones.
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