Este vuelo salvó una vida
El pasado sábado, dos hermanos,
uno piloto y otro controlador aéreo, se hacían esta foto después de colaborar
con la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) en el traslado de un órgano
desde el aeropuerto de Zaragoza al de Madrid-Barajas. Detrás de la foto podemos
ver cómo trasciende un engranaje perfectamente engrasado de profesionales que
siempre que hay una operación aérea de estas características, hace que el
desenlace sea que el servicio se cumpla de forma puntual, y por lo tanto
vitalmente útil. No en vano España es el país con más trasplantes por habitante
del mundo. Ello no sería posible sin una maquinaria de vuelos como estos que
funcionara a la perfección.
Gracias a que todos los actores
implicados dieron prioridad máxima a ese vuelo, el traslado se hizo,
probablemente, en un tiempo récord de apenas dos horas desde que la tripulación
del avión fue avisada para ir a LEZG, hasta que entregó la nevera que contenía
el órgano a una ambulancia, ya de vuelta en la terminal ejecutiva de LEMD.
Evidentemente, lo de menos son
los nombres de estos dos anónimos protagonistas, porque lo que importa hoy, es
resaltar el inquebrantable compromiso de todos los profesionales de la
aviación, desde pilotos a controladores aéreos pasando por señalemos, técnicos
de operaciones y un largo etcétera, entre otros muchos profesionales también
imprescindibles para que el órgano llegue felizmente al que será su portador, y
para conseguir que este importante servicio a la sociedad, que tiene al avión
como principal protagonista, se lleve a cabo con la máxima agilidad posible. El
tiempo es vida en estos casos. Vuelos que salvan vidas… vuelos de hermanos.
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