Vázquez: "La españolidad de Iberia nunca ha estado garantizada"

Vázquez: "La españolidad de Iberia nunca ha estado garantizada"

Iberia Antonio Vázquez"La españolidad de Iberia nunca ha estado garantizada ni siquiera por la presencia en el capital de Bankia", ha señalado en una entrevista con EXPANSIÓN Antonio Vázquez, presidente de Iberia y del hólding IAG. Fotografía: JM. Cadenas. Antonio Vázquez, presidente de Iberia y de IAG. Antonio Vázquez (Córdoba, 1951) es el rostro español más visible en IAG, el hólding que integra a Iberia y British Airways desde 2011, y desde hace unos meses, también a Vueling. Preside el grupo, pero también la aerolínea española, que atraviesa uno de los periodos más difíciles de su historia. Con una reestructuración decisiva ya encaminada, la luz se empieza a vislumbrar al final del túnel. Hay futuro para Iberia, pero junto a British Airways y como parte de un grupo. Así lo asegura Vázquez, un amante de Mozart y Puccini que reparte su tiempo entre Londres y Madrid. ¿Qué ha cambiado desde su llegada a Iberia, en 2009? Prácticamente todo. El consejo me llamó preocupado porque, en el peor año para la industria, Iberia atravesaba una situación complicada, con pérdidas acumuladas de 500 millones de euros, y la fusión con British Airways estaba en vía muerta. Me dieron un doble mandato: sacar adelante la fusión y transformar la compañía para garantizar su supervivencia. Lo primero está hecho y, en lo segundo, se avanza con firmeza. ¿Ha sido un acierto la fusión con British Airways? Sí, lo ha sido. IAG es una compañía potente, con su sede social y fiscal en Madrid, y la sede gestora en Londres. Factura más de 18.000 millones de euros al año y es un grupo muy sólido con tres grandes puntales: Iberia, British Airways y Vueling. Cada una tiene su mercado y su cometido, y la vocación de IAG, siguiendo la lógica empresarial, es que las tres tengan una estructura de costes eficiente y adecuada a sus mercados, una posición fuerte en sus aeropuertos, enfoque al cliente y que sean rentables de forma vigorosa y sostenible. ¿Considera que la fusión ha sido igualitaria? La fusión entre iguales significa que las decisiones de la entidad resultante las toma un consejo de administración en el que, inicialmente, cada una de las compañías fusionadas pone la mitad de los consejeros. Ése es el concepto de fusión entre iguales y lo fue, pero el comportamiento de las compañías ha sido desigual y tiene otras causas. British opera en un mercado donde la crisis no existe y está reestructurada, mientras que Iberia tiene una base de costes poco competitiva, con un marco laboral con raíces de su época como compañía pública y que opera en un mercado que, hasta ahora, ha decrecido. La reestructuración, que tenía que haberse hecho hace más de 20 años, es una fase más en la historia de la compañía y no pilla a nadie por sorpresa. Ninguno de los males de Iberia está relacionado con la fusión y, la compañía e IAG se alegran de que British esté funcionando bien porque refuerza al grupo. ¿Se ha perdido la paridad? IAG se rige por el reglamento del consejo, un acuerdo de salvaguardas y un pacto de accionistas. La mitad de los consejeros los nombró Iberia, la otra British Airways. A partir de ahí, en la renovación de los consejeros, no hay ni cuotas ni nacionalidades. Nuestra vocación es tener un consejo de administración muy internacional. ¿Cómo valora las declaraciones del ministro de Turismo, José Manuel Soria, en las que asegura que Iberia no ha salido favorecida de la fusión con British Airways? No voy a responder a nadie en particular pero, en general, el planteamiento de que, porque a British le va bien, a Iberia le va mal la fusión ha sido mala es un silogismo mal presentado y la conclusión es falsa. El desarrollo desigual de las compañías tiene su explicación, entre otros motivos, en el desarrollo desigual de los dos países y de las ciudades de Londres y Madrid. ¿Está en peligro la españolidad de Iberia? La españolidad de Iberia es un concepto que hay que aclarar. Nunca ha estado garantizada por la presencia de Bankia ni de nadie en el capital de IAG. En el hólding, hay unas salvaguardas y unas entidades que garantizan esas salvaguardas y que son básicamente: no queremos que ninguno de los hubs (centro de conexión de vuelos) de Londres o Madrid crezca en detrimento del otro, ni que ninguna aerolínea crezca en detrimento de la otra, ni que los activos de IAG e Iberia puedan verse afectados por pasivos o contingencias relacionados con el fondo de pensiones de British. La españolidad no significa nada más.


“Tras la fusión, Iberia va peor y British, mejor. Espero que se reconduzca”
 

osé Manuel Soria (Las Palmas, 55 años) ocupa la cartera de Industria, Energía y Turismo desde que el PP volvió al Gobierno. Una de sus principales tareas ha sido la reforma eléctrica, cuyo proyecto de ley aprobó el Consejo de Ministros el viernes con críticas generalizadas de consumidores, sindicatos, oposición y empresas. El ministro canario explica sus argumentos y se adentra también en otros campos, como la polémica fusión de Iberia con British Airways, cuyos primeros resultados no le gustan.

Pregunta. Ha habido descontento generalizado con la reforma eléctrica. ¿En algún momento se ha sentido acorralado?

Respuesta. En ninguno. Entiendo perfectamente que no les guste ni a las familias ni a las empresas ni a los inversores e, incluso, ni a la propia Administración, porque una parte que va con cargo a los Presupuestos. Pero es lo único que puede garantizar la estabilidad del sistema. Había una alternativa: no adoptar medidas e incrementar la factura un 42%. La economía no se puede permitir ese lujo. Y peor todavía era no hacer nada, porque se habría acumulado déficit, lo que va al balance de las eléctricas.

P. Se habló de que tuvo que plegarse ante Hacienda.

R. El objetivo fundamental de la política económica es la consolidación fiscal. Eso significa que tenemos que reducir el déficit público a los niveles comprometidos con la Comisión Europea y que sea compatible con que vuelva a fluir la financiación privada al sector empresarial. En ese objetivo, que gestiona Hacienda, estamos comprometidos todos. Eso significa que tenemos menos para gastar. A mí no me gusta, pero sé que el objetivo que se persigue está por encima al que pueda tener un ministerio concreto. Es comprensible. Pero también lo era la posición de Industria. No se iba a entender que lo soportaran el consumidor y los operadores y que el Estado se quedara al margen.

P. ¿Se teme una lluvia de demandas?

R. Yo no tengo conocimiento de que hayan interpuesto ninguna. En todo caso, si cualquier asociación entiende que las medidas son contrarias a sus planteamientos, las demandas tendrían su legitimidad. El Gobierno ha regulado conforme a la doctrina del Supremo, que establece que las actividades reguladas tienen que tener una rentabilidad razonable. Lo que no dice es cuál es el nivel, que lo tiene que establecer el Gobierno. Lo que es cierto es que el nivel que había hasta ahora hacía inviable el sistema: o se iba a la quiebra o a una subida del 42%.

P. Pero las presiones existen, tanto de dentro como de fuera.

R. No siento presiones. El Gobierno no puede dejarse presionar por nadie. Es verdad que algunos embajadores han venido a mostrar su preocupación, porque es su obligación. Pero la respuesta era fácil: si no cambiamos las cosas, el sistema quiebra. En cuanto a los fondos de inversión, hemos estado en Londres, Nueva York y China y la percepción es que la reforma es favorable.

P. Muchos organismos reguladores y expertos han expresado críticas duras.

R. Las opiniones son respetables. No quito ni un ápice de la autoridad que tienen, pero en el ministerio también hay personas que entienden de estas cosas, y, a la hora de tomar decisiones, hay que fiarse más de ellas. Si no, andaríamos mal. Sobre las recomendaciones de la Comisión de la Energía sobre el sistema extrapeninsular, hay que decir que producir en Canarias con renovables es mucho más barato que con fuel como ahora. Y en cuanto al autoconsumo, que es la primera vez que se regula, hay una particularidad: si el consumidor no se engancha a la red no pasa nada; pero si se engancha significa que eventualmente pueda utilizarla. Y si se está potencialmente utilizando una infraestructura, lo lógico es que se pague. Si no, la pagan los demás, lo que no sería justo.

P. La comisión dice que se pierde competencia.

R. Yo no creo que rebaje la competencia. El sector se liberalizó hace más de 20 años y cuatro compañías producen el 85%.

P. Las empresas han dicho que paralizarán la inversión, lo que puede poner en crisis el sistema.

R. No va a ser así. España tiene una potencia instalada máxima de 106.000 megavatios. Pero sobre ese máximo, la demanda punta es de 40.000. Es decir, hay una capacidad instalada más que de sobra que es consecuencia de una sobreinversión en distribución, la cual estaba retribuida (cuando una compañía invierte en distribución, el sistema paga, se use o no, haga falta o no). La hemos frenado, pero no hasta el punto de poner en riesgo la garantía. Eso hace que las empresas vayan a reducir las inversiones y, de igual forma, las retribuciones que reciben. Pero si lo que tratamos es de ajustar costes, tenemos que ajustar también la inversión.

P. El déficit de tarifa acumulado se acerca a los 26.000 millones. ¿Cómo quedará el de este año?

R. El déficit acumulado hasta agosto es de 4.000 millones, pero sin contar el efecto de las medidas aprobadas. A final de año estaremos en torno a 2.500 o 3.000 millones. Será la última vez que se generará, y a partir de 2014 no habrá déficit. La ley permite que haya desfase, pero establece un mecanismo automático por el que si, como consecuencia de que los ingresos disminuyen o los costes suben, supera el 2% (no del 2,5%, como estaba previsto inicialmente) automáticamente subirá el peaje.

P. Y la luz, ¿no?

R. Desde que soy ministro solo ha subido el 8%. Entre 2006 y 2011 aumentó un 63%. Es un problema de mucho calado. Y la solución no es mala.

P. ¿Qué opina de la posición del presidente de Extremadura sobre la reforma?

R. Yo creo que el presidente de una comunidad debe defender los intereses de su región, pero su recurso no tiene recorrido.

P. ¿Le sorprende ver cómo funciona el lobby eléctrico? ¿Le llaman los ex políticos consejeros?

R. No, no me llaman. Siempre ha sido un sector con una capacidad de influencia muy grande, al margen del color político, antes, durante y después de la transición. Es evidente. Creo que hasta ahora la política eléctrica de todos los Gobiernos ha tomado como núcleo esencial a las empresas antes que al consumidor, y ahora esto cambia.

P. Bruselas dice que el objetivo 20/20 (que en el año 2020 el 20% sea de energía renovable) no se va a cumplir.

R. ¿Qué parte de Bruselas?... Se va a cumplir, seguro. En los primeros seis meses del año, más del 50% ha sido renovable. Además, haber invertido mucho en renovables tiene una ventaja: nos hemos convertido en una potencia tecnológica. Vendemos en Estados Unidos, China, India, África… Pero lo que me preocupa es la seguridad en el suministro energético, la vulnerabilidad que tenemos en hidrocarburos. Por eso tenemos que intentar darnos la oportunidad, con todas las garantías medioambientales, de ver si hay gas o petróleo.

P. ¿Está hablando del fracking?

R. Por ejemplo.

P. Y también de las prospecciones en su tierra, Canarias, donde ha recibido muchas críticas de sus paisanos por apoyarlas.

R. Es que en mi tierra no es, está a 60 kilómetros, en el borde de la línea imaginaria entre Marruecos y España, y Marruecos ya está explorando. Podríamos encontrarnos con la situación absurda de que Marruecos sacara petróleo y nosotros no.

P. ¿Con el fracking está convencidísimo?

R. Yo me fijo en Estados Unidos. Tenía un problemón de desindustrialización tremenda, de dependencia energética, que explica una parte de sus posiciones en el mundo. Obama, con un discurso muy verde, se ha metido en el fracking y ha creado empleo con un precio del gas de 3,5 dólares cuando en Europa son 12 y en Japón, 18. Ahí termina el debate.

P. Pero el riesgo para Europa es mayor, con una población más concentrada. Y no es lo mismo hacerlo en el desierto de Arizona que en el norte de España.

R. Yo, técnicamente, no lo conozco y los temores son lícitos. Pero hay una normativa española y europea, y se cumple…

P. ¿Qué espera de la reunión de Vilna sobre las perspectivas para 2030?

R. Espero que haya decisión y ánimo para llegar a un mercado único energético en Europa. Y para que lo haya tiene que haber conexiones que, de momento, no tenemos.

P. ¿Se va a reabrir la central de Garoña?

R. En julio, poco antes de que venciera el plazo para iniciar el desmantelamiento, el operador pidió una prórroga de acuerdo con motivaciones económicas. Dimos la orden de cierre, pero en paralelo impulsamos un cambio en la reglamentación de las instalaciones de energía nuclear para posibilitar una prórroga siempre que estuviera vinculado a razones económicas y no de seguridad nuclear. Como quiera que las condiciones de seguridad se mantenían, no hay problema. Pero no vamos a quitar el impuesto nuclear.

P. ¿Es partidario de la energía nuclear?

R. No tengo ningún prejuicio, porque la tecnología nuclear es muy distinta y segura. Pero, dicho esto, no hay ningún inversor en el mundo que quiera hacer una inversión en nuclear en estos momentos. Yo creo que el próximo desarrollo nuclear va a estar fundamentalmente en China.

P. ¿Se va a llegar a un acuerdo sobre YPF?

R. Sería bueno que se llegara. Es lo que desea el Gobierno.

P. ¿Están negociando?

R. El Gobierno, absolutamente nada. Son las partes.

P. ¿Usted ve brotes verdes?

R. Hay una situación mejor que hace un año. Veo señales favorables, pero no me impide ver que hay desequilibrios muy serios: el paro, la falta financiación bancaria y el consumo, que está muy débil. Creo que la base para le recuperación se está centrando. Eso no quiere decir que esté todo hecho, lo único que demuestra es que la ruta que hemos elegido es la adecuada y que tenemos que profundizar en ella. Y hay otro indicador: la oposición ya no habla de economía, lo que en política tiene su importancia.

P. Pero seguimos estando en la cola en crecimiento.

R. Partíamos de una situación que tampoco era muy boyante. Hace un año las apuestas eran que íbamos al rescate. La situación era muy complicada, con un déficit del 9,3% y estamos por debajo del 7%.

P. ¿Cambian las previsiones?

R. No lo sé, depende del cuadro macroeconómico y eso lo lleva Economía y Hacienda.

P. Usted también gestiona inversión extranjera. ¿Está España en venta? ¿Le llaman los fondos?

R. Los fondos quieren colocar su dinero donde tengan rentabilidad y confianza, que no había hace un año, porque había que pagar un sobrecoste de 650 puntos básicos. Hoy, efectivamente, preguntan por las oportunidades y los sectores en los que puede entrar, el otro día me pasó en China.

P. ¿Hay riesgo de que grandes empresas españolas dejen de estar controladas por españoles?

R. Yo no lo veo. Además, en la medida de que sean sectores estratégicos, está la llamada función 14, que dice que bajo determinadas condiciones hay operaciones que no se permiten. Igual que en todos los países del mundo. A ver si alguien va a ir mañana a comprarse AT&T, el Gobierno de EE UU no lo permitiría. Ahora, el hecho de que haya operadores que quieren tomar posiciones en España demuestra confianza.

P. ¿Pero no se permitiría que tomaran el control, que se vendieran esas empresas?

R. Si fuera estratégico y se incumplieran las condiciones de garantizar suministro, calidad, servicio, no se permitiría.

P. ¿Está el Gobierno en guerra con la dirección de Iberia?

R. No, en absoluto.

P. Pero, ¿está satisfecho con lo que está pasando?

R. Yo creo que el cambio que ha habido en Iberia va en buena dirección. Ahora, si se me preguntan sobre los ingresos, solo hay que ir al registro de cuentas para comprobar que han bajado mientras los de British han subido. ¿Y las rutas? Han bajado. ¿Y las de British? Han subido. Hay gente que para ir a Buenos Aires tiene que pasar por Londres; antes no. Eso está ocurriendo. Yo confío en que el nuevo equipo reconduzca la situación.

P. O sea que la fusión ha sido un fracaso para España.

R. Yo nunca he dicho que haya sido un fracaso, lo que si digo es que después de la fusión las cifras han ido a peor. Es una evidencia empírica que yo constato. Y dicho eso, digo que la nueva dirección, no la anterior, tiene un plan que va a sacar adelante.

P. ¿Por qué el Gobierno es incapaz de forzar un cambio?

R. Porque Iberia es 100% privada.

P. Pero los Gobiernos influyen.

R. Este gobierno no, desde luego.

P. Se ha perdido el control del núcleo duro.

R. No sé si ha fallado. En todo caso, forma parte del pasado.

P. ¿Da por perdido Eurovegas?

R. Es un proyecto importantísimo para Madrid y para España. Estamos hablando no solo del casino, que podría ser el gancho del grupo; es la posibilidad de que Madrid se convierta en el centro europeo de congresos que aglutinan a más de 10.000 o 20.000 personas y para lo que no estamos preparados en Europa. Cuestión distinta es que la empresa haya puesto en la mesa modificaciones legislativas como la del tabaco y la ministra ha sido muy clara.

P. ¿Pero el Gobierno quiere que venga? La Comunidad de Madrid dice que si no viene es porque Rajoy no va a cumplir los compromisos.

R. Yo eso no lo he escuchado. El Gobierno es plenamente consciente de que es un proyecto muy potente y, por tanto, lo apoya, estaría encantado de que se hiciera. Todos los compromisos alcanzados se van a cumplir. Si depende del Gobierno español, se hace.

P. Ellos han dicho que “todo depende del Gobierno español”, ¿usted cree que vendrá?

R. El problema es el de la financiación. No sé si la encuentran. Son ellos los que la buscan.

P. ¿Le parece bien que comunidades y ayuntamientos bajen impuestos mientras el Gobierno los sube?

R. Me parece muy bien siempre y cuando no le pidan al Gobierno que les compense.

P. Pero lanza el mensaje de que se puede y deja en evidencia al Gobierno que dice que no.

R. Si se puede, tendremos que verlo. Las comunidades están haciendo esfuerzos para cumplir el objetivo de déficit público y se cumple mejor cuando disminuyen gastos y suben impuestos.

P. Ustedes han incumplido muchas de sus promesas. ¿Vale de algo la palabra en política?

R. Hemos reconocido que incumplimos porque nos encontramos una situación que no esperábamos y que en cuanto podamos, cumpliremos. No cumplir tiene un coste político y bien que lo estamos viendo. La alternativa era reducir más el gasto, pero estaríamos intervenidos. Cuando eliges entre lo malo y lo peor, tienes que optar por lo malo, reconociendo que hemos incumplido. Lógicamente, los votantes del PP no están contentos; pero van a tener tiempo, y los no votantes, de comprobar que la política económica que hemos aplicado da su fruto.

P. ¿Y se van a creer que ustedes no sabían qué situación iban a encontrar?

R. La realidad era la que era.

P. ¿No le preocupa que los pensionistas se sientan defraudados ahora que van a sufrir graves pérdidas de poder adquisitivo?

R. A mí lo que me preocupa es que no adoptemos las medidas que tenemos que adoptar y, al final, el sistema quiebre. Esa es la razón por la que hemos metido el factor de sostenibilidad, con una garantía de subida mínima de 0,25%. ¿De qué sirve poner reglas que quedan muy bonitas y luego incumplirlas? ¿No será mejor cambiar, explicarlo y garantizar el futuro?

P. ¿Puede aguantar un presidente así, tan hundido en las encuestas?

R. Si está convencido de que es la manera de llevar el país, claro que sí. Sabíamos que las medidas no iban a ser fáciles.

P. ¿Y qué hace más daño, esos incumplimientos o casos como el de Bárcenas? ¿Le duele la imagen que ha dado el PP?

R. Yo creo que ha hecho lo que tenía que hacer. Bárcenas dice que había una contabilidad B, pues que lo demuestre. A mí lo que me preocupa no es la contabilidad, porque estoy convencido de que es la que está en el Tribunal de Cuentas. Lo que me preocupa es que una persona que ha estado tantos años en un partido cobrando un buen sueldo reconozca que tiene 38 millones fuera.

P. ¿Le preguntan por esto cuando va de road-show?

R. En julio, cuando fuimos a Londres, me preguntaron algunos inversores por Bárcenas. En agosto, en Nueva York y el otro día en China, nadie.

P. ¿Se ha aplacado la batalla entre los dos frentes económicos del Gobierno?

R. Nunca ha habido esa batalla. Son cuestiones que se empieza a hablar y al final se dan por ciertas. Siempre he visto una relación muy estrecha entre los ministros de Economía y Hacienda.

P. ¿Cree que se equivocó Rajoy al no poner vicepresidente económico?

R. Al contrario, fue uno de los grandes aciertos porque por primera vez el presidente lidera la comisión para asuntos económicos. El tema de esta legislatura es la economía. Da la impresión de que esto va en la buena dirección. Por tanto, el hecho de que asumiera esa responsabilidad fue el mayor acierto.

P. ¿Se va a presentar Rajoy otra vez en 2015?

R. Estoy convencido.

P. ¿Y cuándo hará un cambio de Gobierno?


R. No tengo ni idea.

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