Tensión entre el Gobierno y la dirección de Iberia
La tensión entre el Gobierno y la dirección de Iberia ya
apenas se oculta. Ha sido el ministro de Industria, José Manuel Soria, quien ha
abierto directamente el ataque al asegurar que la fusión con British Airways ha
sido perjudicial para Iberia. El presidente de la compañía, Antonio Vázquez, ha
decidido contestarle públicamente y ha rechazado esa idea. Vázquez defiende que
la fusión ha sido buena para Iberia y que era imprescindible en su momento por
los problemas financieros que tenía la compañía española. Hasta ahí la batalla
de declaraciones. Pero además ha habido palabras menos amables en privado.
Vázquez ha coincido con Soria en la presentación del libro
de Josep Piqué Cambio de Era (Deusto), un acto lleno de pesos pesados del Ibex
35, lo que demuestra la influencia que aún tiene el exministro de Aznar, que
insiste en que ha decidido no volver a la política. Y nada más llegar Soria,
Vázquez, que acababa de hacer esas declaraciones contestando al ministro, se ha
ido hacia él y se les ha podido ver discutiendo acaloradamente sobre la
oportunidad o no de esa fusión. Incluso algunas cámaras han podido recoger
parte del rifirrafe a la entrada de la presentación.
El Ejecutivo está muy preocupado con la deriva de los
problemas de Iberia y la caída de sus vuelos, que ha repercutido también en el
aeropuerto de Barajas. El Gobierno insiste en privado y en público en que el
poder ejecutivo no puede hacer nada para forzar a la dirección de AIG,
controlada por los británicos, para que cambien de rumbo. Sin embargo, cada vez
es más evidente, y así lo demuestra la tensión entre Vázquez y Soria -que
también es ministro de Turismo y canario, con lo que está especialmente
preocupado por el asunto de Iberia-, que el Gobierno quiere que algo cambie en
la gestión de la compañía.
Vázquez llegó al poder de Iberia como persona próxima al PP
de la mano de Miguel Blesa, cuando Caja Madrid era el accionista principal.
Desde entonces se mantiene en el puesto pese a las graves dificultades y
conflictos de todo tipo que ha sufrido la compañía.
El segundo mejor valor bursátil del año, IAG (International
Airlines Group), es el que, al mismo tiempo, más contradicciones está creando
entre las opiniones de analistas bursátiles, expertos empresariales, sindicatos
y clientes de una de las dos marcas comerciales que lo integran: Iberia.
Desde que se privatizara hace 20 años, la antigua aerolínea
de bandera ha sido punto de fricción en diversas etapas, aunque hasta ahora
nunca por lo que algunos agentes del mercado consideran como una «liquidación».
Pero, ¿tan dramática es la situación que vive Iberia frente a British Airways
dentro del mismo grupo consolidado en el que ambas marcas se encuentran
fusionadas? Para el ministro de Industria, José Manuel Soria, la operación
"no ha sido buena" para Iberia. El ministro recuerda que la antigua
compañía española ha perdido rutas e ingresos, frente a British.
Para aclarar hacia dónde se dirige el vuelo de la aerolínea,
los expertos recomiendan analizar toda una batería de datos objetivos: Iberia
ha perdido 35 millones de euros hasta el mes de junio de este año; se ha dejado
un 80% de su caja; ha reducido su flota; ha cerrado rutas; y ha despedido a
1.865 trabajadores. Mientras tanto, todas esas cifras han mejorado tanto en
British Airways como en Vueling.
Recortes ¿necesarios?A primera vista, casi parece que a
Iberia le quedan los días contados. Pero para muchos analistas esta amenazante
realidad no es tal. «Los recortes que está sufriendo Iberia son para sentar las
bases para un crecimiento más estable y sólido a largo plazo», indica Rodrigo
García, analista de XTB. «No estimamos que esté inmersa en un proceso de
liquidación», sentencia. Aunque García reconoce que las sinergias todavía no se
están reflejando «ni en los resultados de la empresa ni en el día a día de sus
trabajadores, que son los grandes perjudicados». Pero se muestra convencido de
que, a largo plazo, esta reestructuración «traerá un crecimiento positivo».
Para este experto, una de las claves a la hora de analizar
la evolución de la compañía es tener en cuenta que «ya no tiene demasiado
sentido hablar de dos entidades separadas». «Los accionistas se benefician
igualmente de Iberia y British», apunta Rodrigo García. De hecho, a pesar de
todas las dudas planteadas, los títulos de IAG no han parado de revalorizarse
desde que se presentaran sus resultados semestrales en el mes de agosto: entre
enero y junio, perdía 33 millones de euros, frente a los 243 que se dejaba en
el mismo periodo del año anterior. Ignacio Cantos, director de renta variable
de Atlas Capital, indica que «las sinergias de la fusión se están empezando a
notar, además de que todo el sector anticipa cierta ya recuperación económica».
Y para los analistas de Deutsche Bank, «la partida de costes
ha mejorado significativamente». En la entidad consideran que «es la primera
señal de que la reestructuración de Iberia comienza a impactar positivamente en
la base de costes».
Rodrigo García destaca elementos que el mercado valora y que
impulsan el potencial del valor: programas de códigos compartidos, negociación
conjunta de combustible, flexibilidad para los viajeros al viajar con Iberia o
British, posición fuerte para comprar aviones o posicionamiento en el canal de
venta de las agencias.
Menos rutas, aviones y personal... hasta 2017Pero si a los
parqués les gusta tanto IAG, ¿por qué hay tantas dudas con Iberia? Javier
Flores, responsable del servicio de Estudios y Análisis de Asinver, lo tiene
claro: «British Airways aprovecha los activos más útiles de Iberia después de
alcanzar una fusión que, en realidad, se trataba de una quiebra diferida en el
tiempo de esta compañía». Flores admite que «Iberia no tenía sentido de
existencia por sí sola» y que tiende a desaparecer. Lo argumenta en hechos como
que «mientras que hay una importante rotación de flota en British, no ocurre lo
mismo en el caso de Iberia, que pierde tanto mercados como capacidad». Para
este experto, «si acabas con las rutas que no son rentables de corto, tampoco
se podrán controlar las de largo». Sin embargo, fuentes de la compañía insisten
en que «Iberia ha dejado rutas que no se podían sostener por los elevadísimos
costes que tenían». Estas mismas fuentes aseguran que la desaparición de
determinadas rutas es «un hecho puntual, por la coyuntura actual». Pero no
descartan que, en un futuro, se puedan volver a recuperar.
Más productividadLa «hoja de ruta» de Iberia estima que
llegará en 2017 la época de crecimiento del beneficio neto. Eso sí, con una
«nueva cultura» laboral y empresarial. La clave estará, según la compañía, «en
que mejore la productividad de los trabajadores, que es mucho menor que la de
cualquier otra compañía similar en Europa». Algo en lo que muchos empleados de
la aerolínea no están de acuerdo.
Después de ver reducir la plantilla un nueve por ciento y de
rebajarse el sueldo, de media, un 18, desde la sección sindical de Iberia en el
SEPLA (Sindicatos de Pilotos de Líneas Aéreas), su jefe, Justo Peral, dibuja un
panorama muy diferente. Peral incide en que la fusión se planteó para salvar a
la aerolínea británica con los activos de la española. «Nos han dejado sin el
80% de la caja que teníamos», apunta. Además, recuerda que IAG ha optado porque
British «se quede con los vuelos clave» y por «dejarnos con apenas 180 vuelos
diarios y 60 aviones, frente a las 1.100 operaciones y 176 naves que teníamos
antes».
Lo que parece claro es que la crisis ha demostrado que el
futuro de Iberia no será, ni mucho menos, el que conocíamos hace pocos años.
Pero tampoco desaparecerá. «Tiene una posición muy fuerte en España, sirve de
enlace con Latinoamérica e incluso ha experimentado un ligero crecimiento en
los resultados con Asia-Pacífico», explica Rodrigo García, de XTB. Por su
parte, Ignacio Cantos asegura que «Iberia les conviene y no la eliminarán».
Para Javier Flores, una posible salvación llegaría «si se aprovecha alguna
operación de integración transatlántica», como los conatos que ya han sido
protagonizados por estas compañías.
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