Cómo se realiza el transporte del hidrógeno verde
Las expectativas por el uso del
hidrógeno verde como sustituto de los combustibles fósiles son bastantes altas,
aun existiendo cierta incertidumbre sobre los sectores en los que se utilizará.
La industria, el transporte de
mercancías y el almacenamiento estacional de electricidad son los principales
candidatos, teniendo como expectativa que el hidrógeno verde proporcione entre
el 13-25% de la demanda mundial de energía en el 2050.
En un primer momento, es lógico
esperar que el uso del hidrógeno verde venga a sustituir al hidrógeno gris en
sus aplicaciones actuales, jugando un papel fundamental en industrias
intensivas en energía, como la acerera o la química, y en el transporte aéreo y
marítimo.
Otro rol importante del hidrógeno
será en el almacenamiento, sirviendo para equilibrar la red eléctrica en un
sistema 100% renovable: el excedente de generación (p.ej. en solar) se utiliza
para producir hidrógeno por electrólisis y este de reconvierte en electricidad
durante los picos de demanda, mediante combustión en turbinas de gas o a través
de las pilas de combustible.
Otros sectores en los que se
espera aprovechar el hidrógeno renovable como alternativa energética para la
descarbonización son el transporte pesado de mercancías por carretera y
ferrocarril, industrias que requieren de elevadas temperaturas en sus procesos
productivos (cemento, cerámica, siderurgia, etc.) y los sistemas de calefacción
residenciales.
A corto plazo, también se espera
llevar a cabo el “blending” o introducción de pequeños niveles de hidrógeno
verde (5-20%) en la red gasista. Esto causaría una demanda a corto plazo de
este gas renovable y la reducción de emisiones de carbono.
Este incremento en la demanda de
hidrógeno renovable requerirá del establecimiento de una cadena de valor
geográficamente dispersa, tanto dentro de los propios países como a nivel
global.
Su producción se verá
multiplicada en lugares con mayores recursos renovables, que constituirán el
grupo de países exportadores (Australia, Chile, España, Marruecos y Oriente
Medio), para ser transportado a países importadores, altamente poblados e
industrializados (p.ej. Alemania, Corea del Sur o Japón).
Atendiendo a esta distribución
entre producción y aumento esperado de la demanda, el transporte del hidrógeno
renovable va a suponer un factor clave para el éxito de su papel en la
descarbonización de la economía, teniendo varios retos que afrontar.
Medios para realizar el
transporte de hidrógeno renovable
El transporte internacional del
hidrógeno puede llevarse a cabo por medio de camiones, gasoductos o barcos.
Para ello, debe comprimirse o licuarse, o bien ser transportado mediante
líquidos orgánicos portadores de hidrógeno (LOHC) y amoniaco.
El transporte del hidrógeno por
carretera mediante camiones se puede realizar comprimido o licuado, y en el
caso de gasoductos, mediante su compresión. Para esto último, existen ya unos
5.000 km de gasoductos dedicados al transporte de este gas renovable.
En cuanto al transporte en barco,
la propuesta inicial es la de hacer el transporte del gas licuado para
aprovechar mejor el volumen de carga de los buques, siendo una tecnología aún
en desarrollo.
Otras opciones que se barajan
para el transporte en barco son mediante LOHC y amoniaco.
El LOHC consiste en cargar de
hidrógeno un compuesto orgánico que sea capaz de absorberlo y transportarlo de
este modo hasta su momento de uso final.
Los compuestos orgánicos que
destacan para la absorción del hidrógeno son el tolueno, que es tóxico, y el
dibenciltolueno, que no es tóxico, pero sí de mayor coste.
Además, emplear el LOHC requiere
de reacciones químicas para que se produzca, tanto la absorción del hidrógeno
como su posterior liberación, y el transporte de vuelta del compuesto orgánico
al lugar de origen.
Se trata de una tecnología en
fases iniciales de desarrollo.
La otra opción, la conversión del
hidrógeno a amoniaco para su transporte en barco, se ha convertido en la
principal alternativa para el transporte a larga distancia.
Esta conversión implica menos
costes que la licuefacción del hidrógeno y su mayor densidad energética reduce
los costes de transporte. Además, cuenta con un comercio internacional del
amoniaco desarrollado desde hace muchos años, por lo que se dispone de
experiencia e infraestructura para ello.
Los contras que hay que tener en
cuenta son la toxicidad del amoniaco, que limita sus usos potenciales y el
transporte en volúmenes pequeños, y el coste de la reconversión en hidrógeno.
Ventajas y desventajas de los
diferentes medios de transporte del hidrógeno.
El transporte por barco va a
resultar el medio más ventajoso en cuanto a costes cuando se trata de mayores
distancias y menor volumen.
Esto es así, porque al aumentar
la distancia en el transporte marítimo, aunque aumenta el coste de
combustibles, pero se mantienen constantes otros costes relevantes, como el
número de barcos, los costes de conversión a amoniaco y de reconversión a
hidrógeno.
En el caso del transporte por
gasoducto, a mayor distancia, mayor son los costes por la longitud de las
tuberías y por la compresión del gas renovable.
Ahora bien, esta opción si es
ventajosa a mayor volumen de gas renovable a transportar debido a sus mejores
economías de escala: el coste de los terrenos, la cantidad de metal y mano de
obra necesarios para construir la tubería aumentan en menor proporción al
volumen.
Si valoramos las ventajas y
desventajas respecto a la seguridad del suministro, encontramos que el
transporte por barco es el que sale ganando:
El comercio solo depende de los
países exportadores e importadores, sin países que se encuentren geográficamente
entre ellos, y de poseer las pertinentes terminales de carga y recepción de
amoniaco.
La infraestructura para el
comercio internacional del amoniaco ya existe y puede emplearse para el
amoniaco limpio procedente de la conversión del hidrógeno. En el caso de las
terminales de reconversión, su construcción resulta más rápida que los
gasoductos de hidrógeno internacionales.
El aumento de la demanda actual de hidrógeno por los problemas de suministro del gas por la guerra de Ucrania hace que la infraestructura actual de gasoductos resulte insuficiente, y la construcción de nuevos gasoductos conlleva largos tiempos de planificación y desarrollo.
Teniendo en cuenta todos estos factores, la solución óptima para el transporte del hidrógeno verde pasa por desarrollar un sistema combinado de transporte en barco, en forma de amoniaco, y por gasoductos. De forma similar a como tiene lugar el transporte de gas natural.
La iniciativa European Hydrogen
Backbone para el transporte del hidrógeno en Europa.
Ante el aumento de la demanda y
para poder cumplir con los objetivos de suministro de hidrógeno renovable para
2030, la Comisión Europea, a través del plan REPowerEU, ha proyectado la
creación de cinco corredores de gasoductos a gran escala.
Estos gasoductos conectarán la
oferta y demanda nacional de Europa, aunque en un futuro se espera que conecte
también las diferentes regiones europeas y países vecinos, con el consiguiente
potencial de exportación de hidrógeno a bajo coste.
Esta iniciativa se conoce como
European Hydrogen Backbone y está impulsada por 31 TSOs (Transmission System
Operator).
El objetivo de la iniciativa es
acelerar la descarbonización de Europa a través de las infraestructuras
gasistas existentes y la creación de nuevas aptas para el hidrógeno.
Así, se pretende contribuir a la
independencia energética europea y a la seguridad del suministro, al tiempo que
se desarrolla un mercado paneuropeo competitivo para el hidrógeno renovable.
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