Halcón-Ecuador reduce su red hasta cerca de 1.000 oficinas

Globalia ha hecho adelgazar a su división minorista en un 30 por ciento de oficinas en solo tres años, hasta totalizar ahora la red de Halcón y Ecuador unas 1.000 agencias, tras los cierres de los 54 puntos de ventas en Alcampo y los casi 100 del último ERE del pasado otoño.

La red de Halcón y Ecuador ascendía al cierre de 2010 a alrededor de las 1.400 agencias, mientras que a comienzos de este 2014 ha perdido desde entonces unas 400 oficinas, en un proceso acentuado desde el pasado verano, cuando el propio dueño de la minorista advirtió de sus intenciones.

El presidente de Globalia, Juan José Hidalgo, dijo el pasado junio que no descartaba que “sobren” entre 300 y 400 agencias de Halcón de cara a 2014. “Cuando tienes una estructura montada con 1.500 oficinas para vender 2.000 millones, y no vendes más de 1.000, o reduces oficinas o reduces personal”, explicó entonces.

Finalmente, la reducción ha sido inferior a la proclamada por Hidalgo, pues desde el verano el cierre de oficinas se ha ceñido a menos de 200, ya que paulatinamente desde 2010 la red de Globalia ha ido perdiendo puntos de venta, aún cuando en ese lapso han quebrado sus dos más directos competidores, Marsans y Viajes Iberia o Vibo.

El grupo turístico, pese a haber hecho públicas sus intenciones de hacer adelgazar a su división minorista, anunció el pasado martes que estudiaba demandar a Alcampo por no renovar el acuerdo entre ambas empresas para la explotación de 54 agencias de viajes ubicadas en los hipermercados.

Halcón, así, sumaría ahora en torno a unas 530 oficinas propias, y alrededor de 250 entre franquiciadas y asociadas, mientras Ecuador se situaría por debajo de las 80 propias, y más de 150 vinculadas, hasta rondar el total en el millar de puntos de venta.

Globalia acelera de este modo la fase de saneamiento que está viviendo sobre todo en los últimos meses, en paralelo a que trata de dejar el grupo con los menos problemas posibles, incluidos los de Venezuela, de cara a dar el pase histórico que espera la actual propiedad.