Hidalgo, los bancos y Orizonia (II)

El presidente de Globalia compró Orizonia por instinto, por puro olfato, sin pedir una due diligence, o sea, sin mirar las cuentas, a ojo, guiándose por una percepción innata que casi nunca le ha fallado, como cuando adquirió hace dos décadas la compañía Air Europa.

Pero si con la compra de la aerolínea no puso un duro, sino que lo hicieron varios amigos y colegas, entre ellos y sobre todo Manuel Buitrón, dueño de Politours, la situación ahora es bien distinta: detrás de Juan José Hidalgo no hay nadie más que él y la familia.

Y el grupo de los Hidalgo no está para tirar cohetes, sino más bien todo lo contrario, y en especial Air Europa, que ha sido la que peor resultado negativo ha presentado de entre todas las empresas de Globalia, pese a ser una compañía que ha creado marca en su sector.

No le quedará más remedio, pues, que vender activos de su grupo, tal como adelantábamos ayer lunes, para hacer frente a la retahíla de pagos pendientes en el corto plazo que tiene contraídos Orizonia, y entre esos activos se hallan algunos establecimientos hoteleros de Be Live.

Porque el instinto de Juan José Hidalgo le dice que con Orizonia tiene mucho recorrido en el mundo del negocio emisor, donde se convertiría en el líder indiscutible y donde su posición de dominio sería incontestable y con un tremendo potencial aéreo en Latinoamérica.

Por eso Hidalgo estuvo tranquilo y relajado en República Dominicana, a donde llegó el día del sorteo de la lotería y de donde regresó pocos días después de Reyes, tras unas jornadas de asueto con sus amigos salmantinos combinados con una frenética actividad empresarial.

Y es que entre Cabeza de Toro, Punta Cana y Boca Chica, Hidalgo no paró de trabajar, y hasta la reunión con Julio Iglesias fue para hablar de negocios, en concreto del aeropuerto de Punta Cana, del cual el cantante es socio con Óscar de la Renta y la familia Rainieri.

El presidente de Globalia no fue al concierto de Julio Iglesias en La Romana porque no quería coincidir con el productor de este evento musical, un empresario dominicano del que dice que lo ha engañado con unos terrenos en la zona de Uvero Alto y otrora gran amigo.

Hidalgo tiene una fe ciega en Orizonia, pero este grupo tiene de aquí a finales de enero y en los próximos meses un montón de pagos a los que ha de hacer frente, además de las nóminas de 5.000 empleados y con un consejero delegado del que ya no se fía tanto.