El gran negocio de Brithis



   El día a día de la realidad española es tan apabullante, tan enojosa y de tal calibre que apenas queda tiempo ni ánimo para poner la mirada en otros asuntos que, sin ocupar grandes titulares, son de extraordinaria importancia tanto para nuestra economía como para España como país. Uno de estos asuntos es la suerte de Iberia, en otros tiempos compañía bandera española y que hoy ve seriamente amenazada esta doble calificación. Puede dejar de ser compañía "bandera" y por tanto "española".
   Los directivos de Iberia aseguran, sin rubor alguno, que el pacto con Brithis es un "pacto entre iguales" que toma forma en la matriz IAG formado por representantes españoles y británicos. El presidente de esta matriz es el español Antonio Vázquez aunque quien tiene capacidad ejecutiva es el británico Willie Walsh decidido a que la compañía española, si o si, debe reducir sus costes en mas de 385 millones de euros  a base de un reajuste de plantilla que llegaría a la supresión de algo mas de 4.506 puestos de trabajo. Se da la paradoja que mientras el británico plantea exigencias draconianas a Iberia, Brithis ha comprado treinta aviones y contratado a 800 pilotos. Sin embargo, lo más asombroso es que los directivos de Iberia dieran por bueno este plan hasta que llegó Ana Pastor, ministra de Fomento que ha tenido que recordar, entre otras cosas, que Iberia es un empresa privada pero de servicio publico y que, de ninguna de las maneras, la solución para la aérea española puede ser semejante recorte.
   Pero el fondo de la cuestión es ese supuesto "pacto entre iguales" que en realidad ha servido para Brithis haga negocia a costa de Iberia. Cuando se firmó el acuerdo Iberia tenia beneficios y Brithis acumulaba una deuda del sistema de pensiones, 4.500 millones de euros.
   Este "pacto entre iguales", de momento está significando que Brithis ya hace rutas que antes cubría Iberia, que podría suponer -si Fomento no lo impide- la cancelación de las rutas que unen España con Sudamérica a favor de la británica como ya ocurre con Santo Domingo. Iberia, con un 85% de ocupación, ya la ha abandonado y la ruta la cubre Brithis. Para más datos, señalar que este "pacto entre iguales" tiene dos fechas maléficas: solo hasta el 2015, según el acuerdo,  Iberia tiene garantizada su españolidad y para más broma, hasta 2026 los activos de Iberia avalan los fondos de pensiones de Brithis.
   Es obvio que la crisis afecta a todas las empresas de todos los sectores y también a Iberia. Sin embargo una cosa es intentar ajustar gastos, buscar eficiencia, reajustar desfases y otra bien distinta acudir directamente al desmantelamiento como compañía española de bandera. Si esto llegara a ocurrir -el peligro no está conjurado- la T4 sin Iberia seria una inversión -6.000 millones- perdida y ello conllevaría, además, la perdida estimada de unos 300.000 puestos de trabajo indirectos.
   La reunión celebrada ayer de la matriz IAG no será la última. Es razonable pensar que Iberia tiene que ajustarse y reajustarse a una situación de crisis  española y europea. Lo que no es aceptable desde ningún punto de vista es que Iberia se haya convertido en el gran negocio de Brithis; no es aceptable que la dirección de Iberia_hasta que intervino con acierto Ana Pastor_estuviera dispuesta a seguir el dictado de IAG; es decir, de los británicos y no es asumible bajo ningún concepto que España se quede sin compañía bandera. Bastante vergüenza es ya que en vuelo compartido con Air American Madrid-Chicago, los pasajeros con billetes de Iberia reciban un menú distinto y peor a los demás pasajeros como para no parar el disparate que supondría que nuestro país se quedara sin una compañía aérea de bandera. Este y no otro es el riesgo de fondo que Fomento trata de evitar.

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