Globalia puede hacerse con TAP, de acuerdo a su historia errática
Todo el mundo conoce que TAP, la
línea aérea portuguesa, está en la ruina. La irrupción de las low cost,
fundamentalmente Easyjet y Ryanair, la pilló con una estructura de operaciones
francamente endeble: la parte de negocio de corto radio era relevante, de forma
que estaba muy expuesta a esa competencia. Además, por decisiones políticas al
uso en países en los que sus gobiernos son muy intervencionistas, internamente
tenía el problema de la unión con Portugalia, una antigua competidora. La
consecuencia es una historia interminable de pérdidas que desemboca en el
inevitable deseo de enajenarla.
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Brasil Air Europa , Globalia puede hacerse con TAP, de acuerdo a su historia errática¿Quién
podría quedarse con TAP? Una operación de este tipo tiene muchos componentes.
Por un lado está lo económico que en este caso no provoca ningún entusiasmo.
Sólo las rutas de largo recorrido a Brasil y a antiguas colonias africanas
pueden tener interés. En cambio, el corto recorrido es un desastre que exige
cirugía mayor. Yo creo que TAP podría tener algún valor para alguien que tenga
una red y a quien la portuguesa le supusiera un buen complemento. Pero, todo
esto queda lastrado por los mas de dos mil millones de deuda, de los que el
Gobierno, su propietario, no quiere saber nada.
En resumen, es un negocio tan
poco atractivo que Lufthansa, que encaja entre los aspirantes para quienes TAP
sería complementaria, y que había declarado su interés, ha desistido.
Es en ese momento en que aparecen
otros candidatos: dos que no tienen experiencia en la aviación (uno parte del
grupo de prensa de El País) y Air Europa.
¿Qué hace la española en esta
lista de interesados por TAP, cuando como grupo tiene una deuda descomunal y
que al parece sólo este año ha conseguir tener un beneficio mínimo?
No, no se asusten porque para
quedarse con TAP probablemente basta con aceptar hacerse cargo de las deudas,
sin poner ni un euro. El tiempo dirá, pero sí, es una operación que no exige
liquidez. Y si es por manejar deudas, los Hidalgo son expertos. Además, las
rutas internacionales pueden ser complementarias con las de Air Europa. Pero ¿y
el corto radio? Las pérdidas se generan fundamentalmente por la irrupción en
Portugal de Easyjet primero y últimamente de Ryanair, combinado con una
estructura de costes al uso en una empresa pública.
El País, cuya propiedad está en
la ruina y que tiene una filial que pretende quedarse con TAP, afirma que Air
Europa pretende quedarse con TAP, como si la española pudiera afrontar los
retos a los que no se atreve Lufthansa. ¿Es esto posible?
Esto nos lleva a Air Europa (y
hermanas), una de las empresas más peculiares del país.
La primera peculiaridad es su
presidente, que es lo más opuesto a lo que uno podría esperarse de un cargo de
este nivel en una empresa internacional y cosmopolita. Nació y vive alejado de
la gestión moderna e incluso de la gestión. Lo suyo es la intuición, los golpes
de efecto, las jugadas maestras que a veces salen, a veces no, el malabarismo.
Lo segundo son sus cuentas.
Recuerdo a un alto cargo de la empresa contarme que no recordaba haber
administrado jamás números negros. El grupo, desde su creación, es una gestión
de deudas, lo que en términos populares se llama “desvestir un santo para vestir
otro”. Marear. Una red interna de trasvases contables para ir trampeando.
Tercero: sus políticas erráticas.
El caso más llamativo es el de Air Europa, una línea aérea cuya identidad es la
falta de identidad. Su historia vive del bandazo: hoy hiperlocal, mañana
internacional, pasado bajo coste, después todo lo cara que pueda. No se sabe si
es calidad o si es precio. Si es corto o largo radio. Claro que ha habido
aciertos, pero estos 20 años de competencia con la pésima Iberia deberían
haberle otorgado el liderazgo español como mínimo. En cambio, está como estaba,
incluso pese al acierto del largo recorrido a Latinoamérica.
Sus políticas de personal no se
pueden estudiar en una escuela de negocios porque lo que no existe simplemente
no se puede analizar. Hoy apuesto por la formación, mañana por la genialidad,
pasado por el ‘amiguete’, dejando al margen carreras sólidas y con fundamento.
Pero lo más curioso de Air Europa
y del grupo Globalia es que sobrevive. Y eso ha sido en España un indicador de
la validez de la estrategia. He conocido muchas empresas magníficamente
lideradas que han sucumbido a las crisis, sea la de 1993 o la de 2007. He visto
estrategias aplicadas con el rigor y el cuidado de los grandes gestores para no
soportar la presión de los tiempos.
Sin embargo, Globalia o los
Hidalgo, con su ausencia de estilo, con su contabilidad de números rojos, ha
sobrevivido. Sí, es una empresa incapaz de mostrar sus números a nadie, pero
aguanta; ha desandado mil caminos que había emprendido, desperdiciando muchos
recursos y oportunidades, pero ha tapado los agujeros.
¿Podría quedarse con TAP? Es
inverosímil, pero no me extrañaría que lo hiciera y que bajo la constante
amenaza de cierre pudiera sacarle algunos miles de millones de euros al
Gobierno portugués para mantener la empresa abierta.
¡Claro que lo que Air Europa
puede hacer jamás estaría al alcance de Lufthansa! Para lo bueno y para lo
malo. A mi me encaja perfectamente como otro capítulo de una historia errática.
La incoherencia es coherente en la historia de los Hidalgo.
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